Alba Morillo Moruno

Azuaga - Opinión -

Según pasan los años, nos damos cuenta de todas las veces que se nos olvida disfrutar del presente. En muchas ocasiones, llegamos a vivir en el futuro ignorando que la vida es un milagro. Que cada mañana es un privilegio. Y que todos debemos de aprender a exprimir el tiempo y pausar los momentos con quien realmente merezca la pena.

A medida que crecemos, comprendemos que no siempre las cosas ocurren cuando creemos que nos las merecemos. Y oye, hay que aceptarlo porque es complicado cambiar las circunstancias, pero la actitud es la llave. Al final, cada experiencia nos va moldeando y cada persona que aparece tiene algo que enseñarnos.

A lo mejor, ya va siendo hora de dejar de complicarnos la vida y de alejarnos de quien nos roba la tranquilidad. Cuando entendamos que el tiempo es fugaz, valoraremos los reencuentros el doble y sólo permaneceremos donde nos cuiden y valoren.

Cuánta verdad esconde esa frase que dice que "la vida son dos días" y por ello, ojalá nunca más nos quedemos con las ganas.