Publicado el 16 de Marzo de 2024, Sábado Enrique Monterroso Madueño
Opinión -
En una sociedad globalizada como la que puebla el Planeta
donde los conflictos llamados regionales no son tales sino que afectan a la
humanidad entera hacen falta voces con autoridad y solvencia moral que lleguen
al último confín para despertar a las gentes pero, ante todo, a los gobiernos y
a las instituciones supranacionales con capacidad de intervenir. No necesitamos
botarates locales a quienes no les alcanza la vista más allá de sus territorios
locales, empeñados en proyectos delirantes, enfundados en sus banderas, sus
estrategias y sus amnistías. Necesitamos líderes mundiales, conductores de la
humanidad que está en peligro. A estas alturas de la historia dos son, a mi
juicio, los problemas que afectan gravemente a la humanidad: sobrevivir a las
amenazas de las guerras (especialmente a la que se dirime en Oriente) y
sobrevivir a los cambios irreversibles en el clima del planeta que pueden
determinar con bastante seguridad el principio del fin no del planeta sino de
la civilización humana. ¿Cuánto tiempo tardaríamos en ver desmoronados todos
los imperios montados si la sequía perdurara durante mucho tiempo?. ¿Cómo nos
afectaría una tercera guerra nuclear?. Mejor no pensarlo, dirán algunos.
Se atribuye a Confucio el proverbio de que “cuando el dedo
del sabio señala la luna, los necios miran al dedo”. Lo cierto es que estamos
ante un panorama cierto, verosímil que requiere levantar la mirada, amplitud de
miras. Líderes que con su dedo y con su verbo señalen la luna, no el dedo. No
percibo en el horizonte nada más que dos personas que cuando hablan se dirigen
al mundo, no a un rinconcito del mundo; se dirigen a todos nosotros los
humanos: el secretario general de la ONU (Guterres) y el Papa Francisco. Los
dos hablan claro y se les entiende. No tienen pelos en la lengua ni están
condicionados por diplomacia alguna. Pero ninguno de los dos tiene mando en
plaza, o sea, parecen predicar en el desierto pues sus mensajes en forma de
alegatos a las conciencias de forma lapidaria no logran resultado alguno. Del
Secretario General de la ONU Antonio Guterres destaco uno de sus muchos
zurriagazos morales que sintetiza la idea base de esta columna radiofónica: “No
son bombas lo que necesita la Humanidad sino un enfoque humanitario y de
derechos humanos para abordar los desafíos globales…”.
Todo lo contrario de lo que estamos viendo calladitos en
Oriente Medio donde el asunto de la paz está en manos de uno o varios locos con
poder. Del Papa Francisco selecciono una cita que dice: “A los poderosos del
mundo les pregunto: ¿Para qué se pretende hoy luchar por un poder que será
recordado por su incapacidad para intervenir cuando más necesario era
hacerlo?...”. Pues, nada. En 2024 no somos capaces ni de frenar el tema del
clima ni de imponer una paz justa en Palestina. Están llegando al poder (o sea,
a los gobiernos, que el poder lo tiene quien lo tiene), con el imprescindible
apoyo y complicidad de la ciudadanía, (todo hay que decirlo), gente que parecen
no estar en su sano juicio, que niegan la evidencia y a quienes se les ha parado
el reloj de la historia y de la consciencia. Son locos peligrosos con poder. El
calentamiento global del planeta está detrás de buena parte de los cambios en
el clima que pueden hacer insoportable para los humanos la vida sobre el
planeta. No cabe a estas alturas ignorancia alguna. Lo sabemos y no estamos
dispuestos a parar la locomotora.
De igual modo, sabemos que la guerra atómica puede estar a
la vuelta de la esquina, de cualquier loco con poder. Basta una vuelta de
tuerca más para desencadenar una serie de reacciones en cadena que acabe con
todo. Lo sabemos pero no apretamos. ¿A qué esperamos?.
|
Noticia redactada por : Enrique Monterroso Madueño
No hay datos adicionales Opinión : Últimas noticias IDIOTAS LOS AGRICULTORES COMO EJEMPLO La muerte no es el final |