Lourdes Paredes Cuellas

Opinión -

Dice un compañero mío, al que tengo en gran estima, pero con el que comparto poco criterio, que se nos ha acabado el tiempo. Cuando yo pienso en reformular la constitución, en construir un nuevo mundo, en empezar de nuevo en esta sociedad apostando por los valores universales de la educación, el laicismo, la cultura, la sanidad, la investigación, la equidad, el respeto, la libertad… ¡vamos!, un “reseteo” en condiciones; él tiene pensamientos más apocalípticos: la desaparición de la humanidad como única solución al hambre, la corrupción, la pobreza, el calentamiento global, la pérdida de  valores… Sólo puedo decir que a veces me contagia de ese pesimismo positivo (y digo “positivo” porque él la desaparición de la especie la lleva realmente bien). En una vía a medio camino entre mi romanticismo agridulce y su pesimismo positivo, se me antoja una opción bastante fantástica que satisface a ambas “partes”, la de la selección ocasionada por un cataclismo a lo “The walking dead”. Pero viendo quién puede sobrevivir al masivo ataque zombi y al selectivo ataque de otros humanos supervivientes… tampoco me parece un criterio acertado.

En momentos de crisis existencial, como la que me ocupa en estos momentos, me cuesta mucho creer en la condición humana. Hemos perdido los valores esenciales de la tolerancia, la generosidad, el respeto… Debemos tomar las riendas del cambio y ser artífices del reseteo que esta sociedad necesita.