Lourdes Paredes Cuellas

Opinión -

Con un cariñoso, “ se han ido al fin del mundo a buscarme”  , un hombre humilde y tímido se presenta al mundo, un hombre que comparte su comida en comedores populares, vive en apartamento , se mueve en metro y es hincha del San Lorenzo de Almagro, ese hombre es la piedra donde se afincará la Iglesia en los próximos años, el timón que llevará la barca de Pedro, el papa conocido por Francisco I.

Francisco es un nombre con muchas connotaciones, ya que muchos santos se les conoce así; habría que pensar, en ese momento sublime donde la pregunta ¿Quo nomine vis vocari? , una persona se llena de nerviosismo y tensión al convertirse en la piedra donde se afinca la fe de alrededor de 120 millones de católicos del mundo, y su respuesta más sublime aún.  Vocabur Francisco. Un nombre lleno de simbolismo, símbolo de la pobreza  y humildad extrema, la entrega a los que más lo necesitan como San Francisco de Asís, o la actitud evangelizadora que necesita tanto nuestra sociedad y el mundo, en advocación a San Francisco Javier.

Más allá de los eternos símbolos de la Iglesia católica, cabe dar gracias a Dios por la búsqueda de una vela para la barca de los cristianos, que lleve a un gran puerto el de la verdad, la luz y la vida, en los tiempos convulsos que hoy vivimos. Grandes símbolos (asomar al balcón San Pedro sin estola y esclavina, su nombre, la oración de los fieles a favor de su papado, pertenecer a la orden Jesuita), más allá de todo ello me quedo con la vocación de servicio de este cardenal Bergoglio, en fotos tan impactantes que navegan por internet donde la piedad y caridad, que tanto hablaba San Pablo en sus epístola ( Corintios 13), se pone de manifiesto con un beso y trato de padre a un niño enfermo, con la entrega del amor del Señor en su época misionera....

Debemos recordar en este punto, esas sabias palabras que dicen “los caminos del señor son inescrutables” procedentes de la carta de los Romanos; en 2005 este cardenal dió un  paso atrás en favor del que es hoy Papa Emérito de Roma Benedicto XVI, pero aquí podemos ver la influencia de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y principalmente el Espíritu Santo, que envió al mundo al que se arrodillo para que el señor lo ensalzara.

Hemos hablado de espiritualidad, y ya nos bajamos al terreno que conocen los hombres, al propio hombre, aunque a veces no sea así. Ya hay Papa, pero lo importante es pensar que volvemos a tener a ese pescador de hombres que mandó el maestro, aquel que rechaza los coches oficiales o chófer, que va en bus ya que se siente más cómodo, ir en sotana o enfrentarse al poder político encarnado en los Kirschner...

Hombre de Dios y hombre de sociedad, Bergoglio o su Santidad Francisco I, es un hombre “pegaito” a la realidad, lo que los tiempos de hoy necesita, se necesitan hombres cerca de los hombres, siendo indiferente la clase social, pero cabe destacar, que se debe estar con los que más lo necesitan ( y nuestra sociedad nos necesita), se debe enfrentarse a la injusticias ( corrupción, violencia, mala política...) lo que debemos de ser hombres del hoy, para hacer santos del mañana.

Sólo cabe decir para finalizar que la Iglesia tiene nueva  vela y un mismo futuro la verdad y la vida, y de nuevo se puede decir HABEMUS PAPAM.