Lourdes Paredes Cuellas

Opinión -

La situación del mercado de trabajo es la que es: sucesivas reformas laborales que han privado de la estabilidad en el empleo a los trabajadores de este país, lo que ha traído consigo la bajada de los salarios reales, la caída del consumo y el aumento del paro y, mientras más paro, salarios más bajos, más reformas laborales y más desempleo. Un círculo vicioso tal como pueden ver.

A la mano de obra cualificada, especialmente la que tiene titulación superior, le han quedado cinco vías: currar de camarero, volver al campo, que los mantengan sus familiares, emigrar u opositar.  Osease, que encontrar un trabajo estable y de acuerdo a su cualificación en el sector privado es poco menos que un mits de la época en las que nuestros padres eran unos jovenzuelos. Pero hay que buscarse las habichuelas, así que, mientras este colectivo sobrevive como puede, muchos de entre ellos optan por opositar, es decir, por vivir del contribuyente sin meter mano en la caja (a diferencia de parte de nuestra clase política). No deja de ser crudo, que a un ministro, a un consejero o a un diputado no le exijan una mínima titulación para ejercer el cargo, pero así es la ley, La Constitución: todos y todas en este país sin discriminación alguna podemos elegir y ser elegidos para un cargo político. Y en general está muy bien, pero cuando para ser, por ejemplo, policía nacional, te exigen por lo menos el bachillerato y de ahí para arriba; para ser profesor, te exigen un máster, el antiguo CAP y todos los méritos que puedas aportar, especialmente idiomas y, últimamente, hasta un certificado de penales (me temo que a algún que otro diputado imputado no se lo piden, cosas que tiene la vida), pues a uno le da que pensar.

 Es decir, que para alcanzar el sueño de todo currela de tener un trabajo estable y razonablemente remunerado, no sólo te piden que te hayas tirado media vida estudiando, que tengas veinte mil méritos (que han salido del precario bolsillo propio o familiar), que te empolles un temario de dos mil y pico páginas (o más), si no que encima no estés fichado. Traducido: un diputado con dos legislaturas (ocho añitos más o menos) tiene una pensión de por vida, ganando bastante más que un maestro de escuela y si ha sido ministro, encima, le adjudican la mayor condecoración que nuestro país otorga: la Real Orden de Carlos III y pensión incluida. Y a cambio, ésos mismos que se aseguran su futuro a base de alta política, esos que al dictado de Berlín y el BCE salvaron a los bancos y nos obligaron a apretarnos el cinturón hasta quedarnos sin él, ésos y ésas que llevaron a cabo las reformas laborales al dictado de la patronal, ésos y ésas, que la mitad de las veces no saben decir ni buenos días en otro idioma y que invitan a tomarnos un "café with milk in Plaza Mayor de Madriz", exigen al pobre opositor que sepa poco más o menos que la Biblia en Latín, después -en más de un caso o más de dos- de haberse tragado una larga etapa de interinidades, sustituciones o el MIR. 

Estos mismos guasones de la alta política, además, para que cuando no hay oferta de empleo público la gente no se les sulfure, te animan a que seas "un emprendedor" ¿Saben cual es la vida media de un negocio en España? Cinco años y fracasan el 80% de esos emprendedores, después de haber conseguido avales y entramparse o entrampar a media parentela (porque con trabajitos precarios a ver quién es el guapo que puede ahorrar para después invertir en un negocio). Eso sí, no se me cabreen después y le metan fuego a un banco o no se nieguen a desalojar su piso embargado (por un banco): si quieres ser funcionario, certificado de penales. 

¿Qué la vida no es justa? Y tanto, pero como dice el título: chacho, no hay otra, opositar, o morir. Ya habrá tiempo de ajustarles las cuentas a los que se ríen de la gente, ya saben ustedes lo que dice el refrán: arrieritos somos y en el camino nos encontraremos, que ya está bien de reírse de la gente a mala leche y después vivir de ellos el resto de sus vidas sin dar palo, gracias a una jugosa pensión por apenas ocho años de "trabajo"