Publicado el 15 de Febrero de 2024, Jueves Félix Suarez
Opinión -
Ahora, entrado uno en la plena
madurez, es cuando se echa la vista atrás y se llega a la conclusión de que,
como dijo Gardel en aquel tango, “veinte años no es nada”.
El tiempo pasa. Parece que fuera
ayer cuando me matriculé en la Facultad, terminé la carrera, me alisté, juré
bandera, me fui de misión, conocí a mi esposa… Y ahora, ya maduro, a mis 44 me
llega la tan deseada paternidad que la Gran Recesión pospuso sine die hasta que
soplaran tiempos mejores para uno y su señora.
Mira uno atrás en el tiempo y ve
como la emotividad ha dejado paso a la reflexión, como el impulso se frena ante
la lógica inapelable, como el espíritu (que nunca fue joven, nací ya viejo) se
ha vuelto lúcido y escéptico en mayor grado.
También, se sienten las fuerzas
menos plenas (pesan los años), que estudiar cuesta el triple, que levantarse
por la mañana cuesta lo suyo, que las horas de trabajo cunden menos y que
físicamente quince kilos han surgido de alguna parte en estos últimos
veinticinco años al tiempo que aparecían las canas en un pelo cada vez más
escaso.
Se mira un servidor en espejo del
recuerdo y del pasado y, aunque los principios y valores siguen firmes, es como
si no me terminara de reconocer en el estudiante universitario (trabajador a
tiempo parcial en lo que se podía y como se podía), en el soldado que partió al
Líbano o en el treintañero que conoció a su mujer y que, al poco (ya licenciado
de la milicia), se metió en política -en plena Gran Recesión- con el ánimo de
cambiar las cosas a mejor.
Pasan los años, pasa el tiempo,
se traviesan fases y etapas, se pierden seres queridos que no volverán y
aparecen otros que se quedarán de por vida.
Bueno, esto piensa uno siendo un
cuarentón, cuando llegue a la jubilación (si el sistema de pensiones aguanta) a
ver que perspectiva tengo y si la atalaya desde la que mirar la vida, es más
amplia o no.
Sólo el tiempo lo dirá.
|
Noticia redactada por : Félix Suarez
No hay datos adicionales Opinión : Últimas noticias IDIOTAS LOS AGRICULTORES COMO EJEMPLO DE LÍDERES Y DE LOCOS |