Lourdes Paredes Cuellas

Opinión -

En estos días, al más estilo de película americana , como quemar después de leer, en Andalucía se plantea un nuevo rumbo a una investigación, que alejada de principios inviolables, plantea un nuevo conflicto justicia y poder.

Ya me he referido en infinidad de ocasiones, al poder pero en sus infinitas facciones ( autocrático, de referencia, coercitivo), pero en el caso que me trata , hay una conjunción de los mismos, como si la búsqueda de la verdad fuera una espada de Damocles para algunos.

 Espada que con fuerza incrusta en el suelo la justicia, marcado por el yin y el yan, la balanza del bien y el mal. Para algunos le es hiriente, que la diosa de la justicia se encarne en una persona, pero aun con amenazas, pone por delante una solución a un problema que salpica, a este nuestro país, y no es otro que  la corrupción, y esa persona no es otra que la juez Alaya.

Este proceso, el que conocemos como el caso ERES, se ha convertido no sólo una cadena de favores de algunos, sino un gran rompecabezas, que no hace nada más que enrevesarse día a día; ya no sólo los encausados apuntan hacia arriba sino, sino que cada día hace que el circulo se estreche y lleve a la justicia a los que fueron los representantes de los mismos durante mas de 30 años...

El problema no reside aquí, sino en el cariz conspiranoico que esto tomando esta situación, documentos robados, salas de justicia incendiadas ( de forma fortuita en plantas distintas),  asaltos de sedes de justicia que custodian papeles que puede hacer tumbar un régimen, ésto no es otra referencia más del poder que disponían algunos, durante muchos años en la comunidad de Andalucía, lo que algunos denominaban " El Cortijo Andaluz".

El vendaval viene precedido de un cambio de tiempo, algunos necesitarán un gran paraguas para soportar lo que viene, pero nuestro país viene amparado por un gran marco y ese es el de la constitución y la justicia, por tanto para algunos tendrán el amparo que le de un lugar a la sombra durante mucho tiempo, ya que el fuego se apaga cuando el oxigeno se va, así que respondan a lo que su conciencia le confiera.