Ya ha transcurrido un año, desde su última actuación de las más prestigiosas y bellas de las bailarinas que nadie ha podido observar. Su tez de porcelana, sus brazos frágiles dando ese balanceo vigoroso y arlequinado, donde sus piernas arqueadas y llenas de sutilezas, dan ese giro a sus píes con esas zapatillas de danza clásica media punta, como sin con ella no fuera la cosa, dejando anonado a la platea y boquiabierta, con esos pasos plié y relevé, su inmejorable actuación. Cuando apagan los focos y el público ya ha desalojado el teatro, la bailarina ya se ha despojado de su maquillaje, vestido y zapatillas. De camino al hotel, se reconcome de que su cuerpo ha funcionado extraordinariamente fenomenal, pero su cerebro es una casa incendiada, sin salida de emergencia, donde la oscuridad de la noche le hace ascender por su mente, sus miedos, como si estuviera atrapada por su propia mente y viviera en el día de la marmota, como si se hallara en el mismo sitio, pero en distinto lugar. A la tarde siguiente, después de su aclamada actuación, comenzó a hacer su rutina de siempre, después de someterse a una esclavitud de deseos impropios, donde ya la imaginación no puede llegar, ella vuela aparte, en contradirección del sentido de la vida, de la visibilidad de lo irreal, de lo extraño, como si sus enemigos los tuviera al lado, pero ella no sabe que son sus aliados, para sacarla de ese disco que se para en esa misma frase.

A la caída de la tarde, con su bicicleta se disponía a hacer deporte, cuando en un abrir y cerrar de ojos un autobús, la condenó a estar batallando durante más de ocho meses entre la vida y la muerte, pero su físico saludable y su fortaleza mental, ya que su partida era doble, luchar por su vida y por su mente, la mantuvo con vida y se salvó, ahora toca recomponer esos trocitos rotos y pegar esas múltiples piezas de esa tacita valiosa y espléndida que siempre ha sido. Un ángel pasó por su cuerpo e hizo el milagro, ahora le toca a esta mirra, hacer la siguiente obra milagrosa, donde marido, hermanos, sobrinos y su madre, no le dejarán sola, como desde el lugar donde descansa las cenizas de su añorado y querido padre, querrán todos que vuelva a ejercitarse otra vez en ese escenario, que es la vida, y la afronte de otro modo, con un cuerpo nuevo, pero con su mente también renovada y sana, y como significa su precioso nombre “Oro”, porque el nombre de Sonia deriva del nombre del dialecto hindi Sona, y ese oro en bruto que ella es, se tiene que pulir con grandes frotes de sabiduría, madurez y valentía, que ella es capaz de tener, para seguir adelante y luchar contra esas tempestades que en su recuperación va a tener. No es sólo una recuperación física, es una también, ardua recuperación psíquica, altamente compleja, pero entre todos y todas sus fieles seguidores estamos ansiosos de verla de nuevo practicando esos pasos y ese danzar al ritmo del “lago de los cisnes”, de Chaikovski, que hará temblar de emoción a ese caluroso y afamado espectador que deposita toda su esperanza en volver a contemplar a la dulce y pomposa bailarina de cristal.

No hay noches que después de su trágico accidente y de volver a la vida, después de estar en coma y sedada, de llorar en silencio, de maldecir porqué le ha pasado todo esto que está viviendo, pero como Lucifer invitó por tres veces a Jesucristo a visitar los avernos de las puertas del infierno, optó por la travesía por el desierto, esa misma travesía que ahora transita está chacal, prometedora en un futuro, más que más esplendoroso, buscando su momento, que por supuesto le llegará, y desde su familia y los que la queremos, estaremos muy orgullosos y orgullosas. Sólo depende de sacar sus miedos afuera y encontrar esa luz, que por su inteligencia, seguro que la encontrará y siguiendo las prescripciones facultativas, acabará llenando de nuevos todos los teatros del mundo. Y como sé que ella es muy perseverante, lo acabará consiguiendo. Porque ella vale mucho, y es una persona dócil, indeleble, frágil, de cristal, como su mente, pero de cristal bohemia, donde su cerebro vuela y revolotea por los sitios más audaces que pueda posarse y dónde el amor, no ocupa ni espacio, ni tiempo, sólo las almas libres como ellas, pueden adivinar lo que necesitan los hombres, y esas cosas tan sutiles que les puedan dedicar los hombres a ellas, y esas cosas que necesitan esas personas como en este caso la “esfinge de oro egipcia” son: ATENCIÓN, QUERENCIA Y VALIOSIDAD. Esas tres definiciones necesita esta bailarina para que su día a día, vaya por buen sendero, y ese cariño siempre lo tendrá de su público, donde sin lugar a dudas, la animamos a seguir batallando en esta guerra ciega y sin armas que es la guerra de la mente, pero que no se desanime en seguir luchando por su objetivo, que es seguir bailando en este nuevo escenario donde se encuentra, que es el peor de los escenarios, aquel donde sin previo aviso, te sorprende un mal paso, o una mala pasada, pero como siempre, seguirás brillando y llenando auditorios y teatros de los cincos continentes. Tu próxima reaparición después de tu última actuación será en el escenario del “TEATRO DE LA INFINITA RESISTENCIA”.

Posdata: “…que nadie toque mis cosas, que se queden como están, para cuando vuelva. Gracias. JUAN CARLOS ARAGÓN.