Carlos Ramirez

Opinión -

Estamos ante una situación, que a la vertiente política se le está yendo de las manos; porque no se le puede poner freno a conflictos políticos, territoriales e incluso religiosos. Siempre éstos han sido los motivos fehacientes de la guerra o el conflicto armado, pero también nos encontramos otros subyacentes, que hacen de esto un negocio para algunos.

 No hay día que no nos encontremos con una operación militar en los medios, con una saturación de noticias negativas, las cuales hacen ganar dinero a los medios que la presentan por una pizca de audiencia, dando lugar a que la sociedad se encuentre atónita y anestesiada viendo ese tipo de hechos. Seguimos mirando a un lado, todo es algo que no nos llega, pero recuerde que el conflicto ya ha llegado a las ciudades europeas.

Hemos pasado de un periodo de pandemia, donde parecía que el mundo se alineaba para que la empatía fuera seña de identidad, un hecho en el que había confianza en la humanidad, pero no olvidemos que somos animales sociales, y cuando uno está enjaulado, después de esta situación, sólo muestra lo que es y en este tiempo se está poniendo de manifiesto.

Nos encontramos una invasión por parte de Rusia, donde cualquier persona es susceptible de ser un arma de guerra, mientras que la población cada vez más vive en la indigencia, con grandes diferencias entre los ricos y los pobres. Por otra parte, nos encontramos un hecho basado en la religión el conflicto (no es guerra, ya que es un país Israel , el que se defiende ante un ataque terrorista), éstos ataques premeditados basados en el fundamentalismo religioso y siempre recuerdo que ninguna religión, usa el miedo y la muerte como parte de la misma, pero si en su mal interpretación de las escrituras.

Sólo nos queda que, desde la sociedad, se vuelva a un sistema empático, en el que se no mueva cada detalle por el interés, sino por el mirar un poquito y cómo decía el Maestro no mires la paja de ojo ajeno sino la viga del tuyo.