Lourdes Paredes Cuellas

Opinión -

Revuelta está la cosa con el referendum catalán. Muy revuelta, por eso y por una vez voy a tratar de un tema de actualidad, un tema que remueven hasta la saciedad los grandes medios.

En el momento en el que escribo estas líneas ignoramos aún si se celebrará o no y como va a terminar la cosa, lo que es evidente es que el nerviosismo se palpa en el ambiente. Órdenes judiciales, detenciones, incautaciones, manifestaciones por un tubo, destrozos en el equipo de las fuerzas del orden, policías y guardias civiles camino de la región catalana, los Mossos medio insurrectos a las órdenes del Gobierno. En fin, de película.

Eso es lo que vemos a diario en periódicos, radios y televisiones. Una gran obra de teatro y una gran estafa. 

Si en Cataluña están las cosas como están es porque ha habido una serie de gobiernos autonómicos que han hecho lo que en el resto del país: prevaricar, cobrar comisiones, meter la mano en la caja pública, privatizar, cargarse los servicios públicos y un largo etcétera de tropelías contra la población. Pero el asunto cambia, porque están queriendo tapar todas sus tropelías apelando a los sentimientos y además mintiendo. A los catalanes les han prometido que si alcanzan la independencia todo será de color de rosa y que la culpa de sus males las tiene el Gobierno central. Mentira, pura y simplemente mentira y no es que defienda la actitud interesada del Gobierno de la nación, es que simplemente me fastidia en grado sumo que le mientan a la gente. ¿En qué mienten? En que en el caso de que alcanzasen la independencia no iba a cambiar nada a mejor: en Cataluña gobernarían los mismos, es decir el PdCat antigua CiU y cuando gobernasen harían lo que han hecho antes: gestionar mal y encima lucrarse, con el pequeño detalle de que ya no podrían echarle la culpa a Madrid, momento en el que, la gente desengañada, se les echaría encima, con lo que los por ahora amables Mossos no tendrían inconveniente en hacer lo mismo de lo que se quejan los independentistas que hace la fuerza publica del Gobierno: dar leña pura y dura para acabar con las protestas. El sistema económico será el mismo y los gobernantes la derecha de toda la vida, esa que no se corta con la mano dura para defender sus privilegios. Eso revuelto con la salida de la UE y la caída del PIB regional como poco en un 20% es lo que iban a lograr con la independencia, además de que los que han gobernado hasta ahora tuvieran tiempo suficiente para dejar en el baúl de los recuerdos todos los desfalcos y robos al contribuyente del Principado. 

Pero el Gobierno central no es manco: con todo este jaleo todos los delitos cometidos por el PP han pasado a un segundo plano, ni la Gürtel, ni Bárcenas, ni todos estos ejemplos tan habituales resuenan por ningún lado en los medios y si no suenas ahí, no existes.  El referéndum es la cortina de humo perfecta: apela a los sentimientos de las masas y se olvidarán de sus miserias cotidianas de las cuales son responsables los dos actores en escena, los dos perros con el mismo collar: el Gobierno del PP y el de la Generalitat.

Como pueden ver, estimados lectores, nos tratan de tomar el pelo, salirse con la suya y al final lo más probable es que todo termine como empezó: los ricos más ricos, los pobres tan machacados y pobres como siempre y España que no tiene arreglo.