Publicado el 15 de Julio de 2023, Sábado Félix Suarez
Peñarroya-Pueblonuevo - Opinión -
Dicen que los docentes tenemos
muchas vacaciones y que estamos muy bien pagados. Bueno, mitos y leyendas
urbanas las ha habido y las habrá, no se puede evitar, en todas sociedades
crecen como setas.
Por ley tenemos nuestras treinta
y cinco horas, estamos en que son cinco menos que la jornada promedio legal. Lo
que no se ve es lo que hay detrás. Tienes de media 140 alumnos, seis grupos de
alumnos, alumno arriba o abajo, has de lidiar no sólo con las cuestiones
académicas, sino con las burocráticas, por no hablar de las emocionales y
conductuales del alumnado (hay de todo
en la viña del señor y, por discreción, no voy a entrar en detalle y no es que
el alumno medio sea mal material humano, ni mucho menos) y de algunos elementos
del propio claustro. Te llevas la carga emocional contigo a casa (no siempre
positiva, ojalá y fuera lo contrario), además de trabajo: corregir exámenes,
ejercicios, preparar materiales, actividades extraescolares, papeleo, etc. Como
remate, que no seas interino y tengas ese año oposiciones: prepara el examen
teórico-práctico y la exposición oral, es decir dos exámenes.
Horas, horas y horas. Al final la
mitad de los días echas entre diez y doce horas, cuando no tienes que dejar tu
domingo o tu sábado en el tintero porque hay cosas pendientes por hacer que no
has podido (por más que has querido) hacerlas durante la semana.
Pero como ya digo, en un año
normal, el estrés, la fatiga, el cansancio y el poso de todo ello con lo que
tienes que lidiar, es soportable, más o menos, te lo tragas y haces por no
transmitirlo ni a la familia ni a los chavales, aunque hay días en los que te
ven muy serio; las causas creo que están ya claras.
Lo duro es cuando hay
oposiciones: prepara temas (72 en mi caso, aunque realmente te estudias 50 y
llevas fuertes 35), prepara prácticas (de todo tipo: geología, geografía,
biología, climatología, edafología, cultura material, textos desde que la
escritura existe, mapas y gráficos de casi todo lo habido y por haber en
temática y formato, obras de arte desde el Neolítico a las vanguardias más
recientes…) lo que te añade el equivalente a otros 30 temas, a 10 páginas por
tema, echen cuentas de lo que hay que estudiar 102 X 10 = 1020 páginas, arriba
o abajo. Ah y las programaciones didácticas para defenderlas, no son 1020
páginas, son más. Y trabaja, lleva tu vida (con sus preocupaciones y
obligaciones), pásate el curso fuera de casa si te destinan fuera (a más de 120
km del hogar), paga alquiler, luz, agua e internet por duplicado o transporte
si no es en tu localidad. Eso es lo que no se ve desde fuera.
Todos los trabajos tienen lo
suyo, lo que fastidia es que te digan tres cositas (no hay trabajo sin pega, no
se me ocurre a mí opinar de las pegas ajenas), que te repitan, los que no pasan
por estas situaciones, los legos en estas lides, que: “los profesores viven muy
bien”, “los profesores cobran mucho por lo que hacen, porque lo que hacen,
¡bah!, eso lo hago yo también…” y ya el remate “es que los profesores tenéis
muchas vacaciones”, dos meses sí, pero echando el cómputo real de horas, si te
preocupa hacer las cosas dignamente, en realidad tenemos el mismo descanso
anual que cualquiera. Sumen las dos o cuatro horitas de cada tarde currando en
casa (benditos los que dejan el trabajo al salir por las puertas), a ver si
cobramos tanto, hacemos tan poco y tenemos tantas vacaciones. Y en año de
oposiciones, como es éste, en año de implantación de nueva ley educativa, como
es éste, se combinan tales factores que, a final de curso, sólo cruzas los
dedos deseando que esto termine ya y con tranquilidad, miren ustedes por donde,
como un currante cualquiera. También te encomiendas a tu santo favorito para
que las oposiciones salgan bien, que saques plaza, que con las regularizaciones
que nos están metiendo -si no sacas plaza- no te echen a la calle (ya con 43
encontrar curro en lo que sea no es fácil) o que por lo menos te llamen para
hacer sustituciones al año siguiente en el peor de los casos y puedas llevar
una nómina a casa de vez en cuando, descontando gastos (al final, limpios 1500
€ o menos, depende de dónde vayas a parar).
Pero sí, “tenemos muchas
vacaciones”. Ponte en mis zapatos y, después, opina. Hágannos al cuerpo docente
andaluz ese favor, por caridad.
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Noticia redactada por : Félix Suarez
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