Carlos Ramirez

Peñarroya-Pueblonuevo - Opinión -

La representación de la justicia y bien recreada por los artistas en la historia, era ciega para no verse coaccionada, impartía justicia con su espada de poder y balanceaba la igualdad entre lo justo e injusto, mediante una balanza. A día de hoy debe ser así, no ser coaccionada impartiendo la justicia equitativa y siendo lo que es lo más cercano a la realidad y a la verdad .

En los últimos días, vemos una manipulación de este sistema, pero para que esa justicia fuera ciega, debe mirar a otro lado y solo con el control puede dar lugar a esta situación. Años llevamos con nuestros tribunales, es un hilo, bloqueados, pero no es por cuestión política sino por una cuestión justa.

El ministro Bolaños, necesita muletas para dar credibilidad a un pacto injusto, que no se basa en la igualdad, ya fuera territorial o respecto a la ley, pero cuando no impera la ley, el caos está servido.

Los tribunales deben ser imparciales porque en su propia esencia, debe basarse en la separación de poderes, porque en el momento que el ejecutivo y el judicial no existen líneas rojas, estaremos en algo más cercano a dictadura, que a un país que se presupone democrático y que tanto se proclama, no es serlo sino parecerlo.

Volvemos al inicio, a la idea manida que necesitamos hombres y mujeres de Estado donde prime el estado respecto a los intereses particulares, porque desde lo propio, nunca puede ser gobernado lo general, porque siempre primarán los intereses personales que los propios del Estado, con un político cercano a lo social, la soberanía en el pueblo y sobre todo que la justicia sea ciega.