Belmez - Opinión -

David Vázquez Gómez

La realidad social y económica de Belmez es la continua decadencia de la Cuenca Minera que ha sido la primera actividad durante más de un siglo.

A mediados del Siglo XIX, antes de la llegada a España de La Revolución Industrial, se mantenían sus pobladores de una economía de subsistencia Agraria y Ganadera (Cereales, encinas, olivo, monte para pastos...). Hasta que el señorío cordobés de entonces invirtió en la Explotación Minera de la zona trayéndose empresas fuertes para la expansión del ferrocarril que iba ligado al "Boon" del Carbón.

Con esta prosperidad llegó una oleada de trabajadores y se multiplicó su población en poco tiempo gracias a inversiones de capital: Talleres de Acero.zinc-hierro; talleres de desplantación; fábrica de Tejidos y de Papel; producción de ácido sulfúrico; tres líneas de ferrocarriles; la creación de la primera escuela de Ingenieros con docentes franceses e Ingleses; y la primera Línea Telefónica de la provincia, en definitiva, Belmez era considerado la capital de la Sierra Norte de Córdoba por su incuestionable nivel de Industria casi comparable al aquel entonces, la Inglaterra de finales del S. XIX.

A pesar de todos estos logros, donde los años '40 y  '50, Peñarroya ( yá independiente del Municipio de Belmez) tenía al rededor de  28.000 habitantes y el mismo Belmez albergaba otros 10.000 más junto al resto de sus aldeas.Sin embargo, a pesar de que la economía nacional mejoraba poco a poco, se produjo una acción contraria en la cuenca Belmezana que fue perdiendo su poder económico-industrial por los siguientes motivos resumidos:

1. El claro perfil Industrial que surgió del Carbón extraida de nuestra fértil Sierra, NO SUPIERON CANALIZARLO EN RIQUEZA socio-económica para nuestro pueblo y sus ciudadanos, e incluso tampoco supieron como reinvertir en la siguiente Rev. Tecnológica tan necesario para las numerosas empresas-taller que se ubicaron.

2. Tampoco supieron readaptar a sus obreros-mineros con los avances de modernización en máquinas eléctricas llegando a pensar los trabajadores que estas máquinas eran las culpables del desempleo.

En definitiva, la vida de Belmez y el Guadiato iba muriendo al dejarse de explotar el bien más apreciado, nuestra naturaleza carbonífera. Y que a su vez se llevaban consigo todo tipo de inversiones, como los medios de comunicación: los ferrocarriles. El sentimiento que dejaba atrás era la de un lugar explotado y después olvidado.

Pero lo peor estaba por llegar con la crisis de los 90 en toda España que repercutió aún más a nivel local ya que, incomprensiblemente, seguían dependiendo del monocultivo del carbón como medio de financiación Belmezana, sin que las autoridades supieran acometer cambios al modelo económico desfasado.

Finalmente, en el año en que nos encontramos, Belmez ha perdido unos 1000 habitantes en los últimos quince años quedándose el censo en poco más de tres mil, curiosamente el mismo numero que antes de todo "el follón" desmesurado e incontrolado de lo industrial del XIX y que no supieron aprobecharlo para mejorar la calidad de vida de los Belmezanos autóctonos e inmigrantes de pueblos de los alrededores para sus futuras generaciones, habiendo sido muy generoso con la usurpación indiscriminada de sus montes.

Ya que está de moda hablar de "la memoria histórica" quiero hacer ver la íntima relación que hay entre la presente situación económica de Belmez con la de su pasado no muy lejano, que hasta incluso motivó la perdida de una parte importantísima del término municipal occidental ,y ahora son nuestros vecinos de Peñarroya, sin que la historia nos recuerde que antes éramos uno.

Por tanto Belmez empieza de cero, con los poco más de tres mil habitantes, de los cuales, supongo que su gran mayoría, quiere volver a recuperar la importancia que tuvimos a nivel provincial y que no pasa por esperar que llegue del cielo, o llegue de algún senador o senadora o parlamentaria, porque precisamente ya estuvimos representados durante los noventa.

Los belmezanos, y el Guadiato entero, tiene que salir adelante por si mismo,sin dependencia alguna a nadie, ni a promesas de medias verdades, sino a sacar la mente empresarial que algunos se esfuerzan por impedir o menospreciar, y no dejar que organismos públicos nos cataloguen: como lugar de almacenamiento nuclear ni como turismo rural, ambos, no perjudiciales para el desarrollo de la comarca pero si influyente en decisiones administrativas.

Esta es la dura realidad económica de nuestro pueblo y nuestra comarca, la única que desciende en población de toda la provincia y que a mi modo de pensar, creo que se merece MÁS!