Publicado el 16 de Enero de 2014, Jueves Lourdes Paredes Cuellas
Opinión - Como casi todo el
mundo sabe el actual Gobierno no es muy partidario del aborto por diversos
motivos, sea por la algún tipo de moralina de tipo religioso reaccionario o sea
por cualquier otro razonamiento menos claro. Las organizaciones feministas y
los partidos más a la izquierda del espectro político se han movilizado para
hacer frente al recorte de derechos (otro más) que se pretende llevar a cabo.
Pero me temo que lo mismo se está incurriendo en un análisis poco profundo y,
tal vez demagógico o politiquero, del fenómeno del aborto.
No voy a negar que
las mujeres tienen derecho a disponer de su cuerpo como consideren oportuno,
eso es algo obvio, pero veamos unas cifras antes de matizar cómo podrían
ejercer ese derecho de una forma menos lesiva para ellas mismas, porque un
aborto no creo que sea plato de gusto para las que han de llevarlo a cabo, más
bien, por lo que he podido comprobar por propia experiencia (sin que uno fuese el padre de feto alguno,
que conste) es una vivencia un tanto traumática, además de una intervención
quirúrgica.
Remitiéndonos a las
cifras, provenientes del INE y correspondientes al año 2011, sabemos que:
nacieron 471.999, hubo 118. 359 abortos, que el 89.58% de los mismos se
practicaron a petición propia, que un 10.42% fueron por malformaciones o
riesgos para la salud, que del total de abortos un 52.73% estuvieron
comprendidos entre los 19 o menos años y los 29, que el 64.25% de las
interrupciones lo fueron por primera vez, que el 35.75% de los abortos fueron
por segunda o más veces, que estaban paradas o estudiando un 35.46% de las
mujeres que abortaron, que un 49.31% eran asalariadas y un 7.78% amas de casa,
que un 54.63% tenían ya uno o más hijos y un 43.38% no tenían ninguno, que el
12.44% de las mujeres en edad fértil abortaron y que por cada 4 nacidos hay un
aborto. Por tanto podemos establecer un perfil aproximado de la persona que
interrumpe su embarazo, que por lo que parece tiene entre 15 y 29 años, asalariada,
con hijos y que en la inmensa mayoría de las veces aborta por causas ajenas a
problemas médicos propios o del feto. Menuda sorpresa, es decir, un perfil de
lo más normal, pero de lo más preocupante.
Preocupante porque si
ese es el perfil medio se puede llegar a una conclusión alarmante y es que una
parte de los españoles medios, ellos y ellas (porque un embarazo es normalmente
cosa de dos) no tenemos mucha idea (por lo visto) de planificación familiar,
reproducción humana, sexualidad y uso adecuado de métodos anticonceptivos.
Vamos, o somos un tanto irresponsables o tenemos carencias formativas muy
graves en algo tan fundamental como es el sexo y la sexualidad, porque no creo
que haya ser humano sano que no practique (en algún momento de su vida) lo uno
y tenga lo otro.
El aborto como tal se
emplea como última solución anticonceptiva voluntaria en un 89.58%, una cifra
apabullante si tenemos en cuenta que puede ser evitada (y con ello una
experiencia traumática para las pacientes y un gasto a la Sanidad Pública) si
actuamos con un poco de idea y un bastante menos de tabúes. Sí, señores y
señoras, digo tabúes porque hablar de sexo, sexualidad, reproducción y
contracepción a estas alturas parece un tabú, son materias que no se tratan con
naturalidad y franqueza. A ver, pregúntense queridos lectores lo siguiente:
cuánto saben de las materias anteriores y cómo aprendieron lo que saben. La
mayoría sabemos que el uso del preservativo y de la píldora anticonceptiva
sirve para evitar el embarazo y que existe una píldora comúnmente llamada del
“del día después” por si algo falla. Pero me temo que realmente no hacemos un
empleo conveniente o directamente no lo hacemos de los tres métodos
anticonceptivos anteriores, si no, no habría la inmensa mayoría de los 118.359
abortos y un 89.58% no lo serían a petición propia y menos que el 35.75% le
sean practicados a la misma persona dos o más veces, lo que indica que un
tercio de las que abortan usa el aborto no como método anticonceptivo habitual,
pero si hay un tercio de casos algo tiene que estar fallando. Educación señores
y señoras es lo que hace falta, educación para utilizar y hacerlo bien y de
manera responsable, los métodos anticonceptivos usuales que están además al
alcance de CUALQUIERA. Dejarnos ya de tabúes y explicarle a la gente de toda
edad y condición, pero preferiblemente a los más jóvenes, que un embarazo es
una cosa muy seria y que si no se está dispuesto a tener un hijo, hay maneras
de evitarlo sin tener que recurrir a algo tan duro como es un aborto, para que
ese derecho, ese poder disponer las mujeres de su cuerpo a efectos sexuales y
reproductivos de manera libre, sea ejercido de una manera más plena y
consciente, tanto por parte de ellas como de sus parejas.
Estoy a favor de
mantener la ley actual de plazos, estoy en contra de la nueva ley de Gallardón,
estoy en contra de las moralinas y tabúes, pero estoy firmemente convencido de
que las autoridades competentes han de promover un cambio en la mentalidad
colectiva de nuestra sociedad y que el sexo y la sexualidad dejen de ser algo
de lo que se habla en voz baja para pasar a ser algo aceptado con naturalidad y
pleno conocimiento por las presentes generaciones y las futuras por ser algo
inherente a nuestra condición humana. Así pues, pongamos en práctica el refrán:
más vale prevenir que curar.
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