Lourdes Paredes Cuellas

Opinión -

Siempre se ha dicho que una ola, no es solo lo que viene sino lo que se lleva por su rastro, pues eso es lo que ocurre, cuando una de ella crece, que  no sólo arrastra conchas o algas sino al castillo que con gran ilusión se establece.

Pues Andalucía es experta en ello, y no por las increíbles playas que bañan nuestras costas, sino por un espíritu , una bandera del espíritu o debería decir la ola de spiriman. Médico que se ha hartado de la situación , que viven los facultativos en nuestra tierra, por ser ninguneados, por ser una eterna promesa, al fin al cabo unas promesas electorales.

Tenemos en esencia una buena salud pública, con grandes hospitales, que dan servicios a todos los andaluces, pero a pesar de ello,vemos que los políticos pintan más que los propios pacientes, son lo que denominaríamos los protagonistas de la escena. 

Hay que pensar una cosa, una nueva gestión, alejado de lo que siempre se dice, que las empresas se privatizan, podemos estar de acuerdo con ello a medias; ya que la gestión debe ser gestionada por personas que han ido desarrollando a lo largo de su vida gestión empresarial y no sólo hospitalaria, hacer un mix de ambos, dejando a un lado lo que disponga el partido de turno, dejando de indicar qué facultativo dirige.

Esta marea blanca no es algo simple, sino algo más complejo, porque aún siendo el mismo sector, no son las mismas reivindicaciones, reunificación de urgencias, promesas de hospitales que no se han llegado a construir, chares en planos que tampoco se han materializado, enfermos esperando entre 5 y 6 horas en pasillos, al fin y al cabo es un resumen del descontento con  la gestión hospitalaria abanderada por la Junta de Andalucía.

Andalucía es la que menos gasto hace por paciente en nuestro país, cosa que ya chirría por sí mismo, pero es más cuando falta dinero de parados, baja consecución presupuestaria, miles de gastos superfluos, hacen de esto un gran caballo de batalla y en si una batalla que afecta a todos.

La salud es clave para los individuos, por lo que debemos proteger, con políticas que lleguen a todos, sin partidismo, al fin al cabo conseguir el bienestar de todos con una gestión impecable, es posible y se puede hacer, esperando que en el futuro la marea blanca sea la que quede en nuestros pies en los meses de verano.