Lourdes Paredes Cuellas

Opinión -

En nuestros días los puestos vitalicios, ya no son lo que eran, y ya la seguridad en un puesto de trabajo depende de mil y una circunstancias; la verdad es que los tiempos están cambiando muy mucho. Productividades, ertes, eres; esas palabras están en boca de muchas gerencias y órganos de gestión empresarial, y es el trabajador el que se ve afectado.

Pero eso para unos, porque lo que es para otros, ese ni les toca ni de soslayo. Casta o no casta, hay privilegiados y aunque nos cueste a los españoles, dejémoslo que ellos son la clase obrera. Ya sabrán a lo que me refiero y si de organización se trata, de estibadores se habla.

Las banderas de la clase obrera, se enarbolan a favor de unos y no de otros, elemento muy común en este "Santo" país, da igual a quien afecte que "ande yo caliente ríase la gente". Cuán grande y basta es nuestra literatura española, que parece que para cada situación tenemos una letrilla, pero sin olvidar que todas tienen una gran verdad entre líneas.

Los estibadores, ésa "casta" privilegiada que anda mejor que un cirujano, y demasiado mejor que el resto de mortales, se quejan porque le van a quitar el pan a sus hijos… Cabe recordarles que por tumbar un decreto ministerial, van a quitárselos a los hijos de otros alrededor de 23 millones de euros o 183000€ diarios, que sale del bolsillo de todos los españoles.

El problema no sólo radica en sueldos astronómicos, un sector endogámico, dónde la mujer es la mera compañera del estibador, porque no permiten el trabajo de mujeres aunque éstas puedan trabajar igual o mejor que a los que están; radica en la apuesta de algunos partidos para ponerse la medalla de lucha obrera, la cual acrecentarla leyenda comunista.

Dejémonos de sainetes, historias o sátira, vamos a defender a todos por igual, no a unos u a otros pero ya estamos viendo la patita del lobo, políticas de pantomima, políticas de portada y vamos a hacer política en mayúsculas, por el bien e interés general, porque recordemos que el popularismo no ha traído las medalla, riquezas para unos y la miseria para otros.