Carlos Ramirez

Peñarroya-Pueblonuevo - Opinión -

En los últimos días hemos podido ver que este país desde hace tiempo está en mano de unos pocos, y no me refiero al manido recurso retorico de los terratenientes o las castas (porque permítanme qué algunos se han convertido en lo que tanto odiaban), sino en aquellos que quieren desgajar España, en reinos de taifas, echando una vista a siglos atrás ya conocemos como prosiguió la historia.

Esta “entradilla” no hace otra cosa que contradecir varios artículos Constitucionales, respecto a la igualdad ante la ley y igualdad entre regiones, tema no banal y lleno de infinidad de connotaciones sociales. La sociedad está tan hastiada que no sale a la calle (tampoco están duchos en ello como la izquierda revolucionara) y aquellos que les atrae la violencia, lo usan para soltar sus frustraciones por un país que fue y ya no es.

Este país se ha convertido en la bolsa de judas con sus 30 monedas, ya que ha servicio la delincuencia como moneda de cambio, la condonación de deudas como transacción política, esencialmente se esta viviendo una completa destrucción de la separación de los poderes, debido a intereses partidista y poco defensores del Estado de Derecho.

Muchos hechos estamos viendo que se configuran anticonstitucionales, aunque el proceso democrático sea legal, no quiere decir que el fin justifique los medios, porque siempre esto deja cadáveres en el camino. Ya fuera, los que usamos como un pañuelo higiénico como podemos, como las negociaciones que deja el Estado de Derecho herido de muerte.

Este país necesita un poco de cordura, necesita hombres y mujeres de Estado, que hagan primar la política y el deber democrático sobre el suyo personal, porque sino vamos a ser un país a imagen y semejanza de algunos; olvidando los principios democráticos de una sociedad madura.