La suerte como me digo siempre a mí mismo es mía, por encontrarme rodeado entre los albores de personas humildes y sencillas que me encuentro en el día a día, entre conversaciones poco banales me hallo diariamente para vislumbrarme con la realidad, el ser humano es imperfecto pero su sencillez y humanidad lo hacen ser sin grandilocuencias lo más parecido posible a ese grupo de zagales que deambulan por nuestro pueblo derrochando inocencia y candidez, a eso se parece cada vez el ser humano, aunque haya maldad y crueldad, siempre le ganará la mayoría de la sociedad que cada vez hay más gente dispuesta a ayudar al más débil, doy fe de ello y que están dispuestos a facilitar y facilitarnos las herramientas suficientes por alcanzar la orilla y sentirnos menos solos como Tom Hanks en esa isla desierta de la película Náufragos. Aunque a veces nos sintamos en soledad, no estamos solos, hay siempre una luz de esperanza por encontrar ese hombro donde apoyarnos a desahogarnos, ese pozo donde las lágrimas no son amarguras, sino signos de emoción y emociones por encontrarnos en un mundo y en un país como España que siempre habrá alguien para echarnos una mano, ese es el don de la idoneidad, estar en el lugar y en el sitio idóneo para encontrarte con esa persona que está o estará dispuesta a encontrarte una salida en tu laberinto.

Además, no es rico el que más dinero tiene, sino el que de sus sabios gestos hacen su gran riqueza e imperio. Por eso existen y se constituyen las instituciones y asociaciones para ayudar desinteresadamente al prójimo, sin preguntarle de dónde viene o de donde procede, el mayor artilugio es el de la mano abierta facilitándole tu apoyo y aliento, abriendo tu corazón, y haciendo de tu granito de arena una gran montaña. No cabe la mayor duda de que estás hecho o hecha un lío, que no sabes donde tirar, a quién acudir, pues sabe lo que dice el lema del siglo veintiuno: “Hazte Oír”. Hazte visible, hazte sencillo, hazte terrenal, no te digo que te hagas vulnerable, hazte fuerte con tus virtudes y supérate en tu día a día. Es algo irracional pensar que todo es difícil de superar, pero lo que se sabe cierto, que no hay más barrera que no se pueda saltar, si no eres tu mismo, se romperán todas aquellas barreras cuando domines el idioma que habla todos nosotros y nosotras: Autenticidad. Cuando seamos auténticos nos querrán por lo que somos no por lo superficial y lo irreal, aquello que jamás se pondrá alcanzar y con el paso de los años más todavía. El sufrimiento, el hastío, la añoranza es bueno tenerlo presente, pero hay que combatirlo con la mejor medicina: La Aproximación.

Aproxímate al de al lado, darle conversación, quizás está deseando oírte, entablar una amistad contigo, no lo temas, no le tengas miedo, el quizás teme que tu no quieras su amistad, pero está deseando en darte la primera frase para ayudarte y salir de tus miedos y tus dudas, “siempre habrá alguien que te quiera ayudar”. Y el primer paso para salir de tu asombro y pánico a salir a la calle, es calzándote las zapatillas “aspiro”, aspiro a ser una gran persona y aspiro a querer y a que me quieran los demás. No hay que venirse abajo por un mal día, un mal día equivalen por tres buenos, y al mal tiempo buena cara, el mayor guerrero es el que cura sus heridas a base de buenos dotes de sabiduría y sapiencia en lograr una actitudes y aptitudes óptimas para que el intelecto siga creciendo a pasos agigantados y que ninguna neurona muera por no darle felicidad. El mayor logro que ha alcanzado el ser humano es sentarse en el ágora a dialogar de todo de lo que se nos vengan en gana y nos apetezca, siempre manteniendo unas líneas y unas conductas sanas y democráticas, por eso como decía Lope de Vega en su obra teatral de Fuente Ovejuna: “Todo el pueblo, todos a una” para asesinar por los abusos de su señor y fue el pueblo quién lo hizo, a nadie pudo culpar e involucrar. Por eso el pueblo es sabio y honroso como a la vez sabe aceptar a las personas tal y como son, y ahí radica un sinfín de los buenos haceres del ser humanos que nos hace ver cada vez más un mundo mejor, aunque a veces sea mentira decirlo, pero esta vida y esta sociedad, como este pueblo, Peñarroya-Pueblonuevo, es maravilloso y formidable, no me cabe la menor duda, que estamos dando pasos hacía la sencillez, el origen del ser humano.

Y ya no hay mejor camino que andar que el que hemos comenzado sin más, me atrevo a decir tres palabras repetitivas y mágicas: GRACIAS, GRACIAS, Y GRACIAS. Espero que te haya servido de bastón, para apoyarte en tus noches oscuras, ahora empieza tu camino… hacia tu Felicidad.

Posdata: “Los obstáculos son el coste de la grandeza”. (Robin Sharma).