Publicado el 15 de Febrero de 2019, Viernes Lourdes Paredes Cuellas
Opinión - El famoso Informe Oxfam ha salido a la luz un poco antes de que los países más ricos se reúnan de nuevo en Davos. La brecha entre ricos y pobres sigue aumentando. Son varias las razones que hay, pero una de las más importantes está vinculada con los sistemas de tributos y de prestación de los servicios básicos. El Informe alerta sobre que las personas y empresas más ricas tributan sistemáticamente y estructuralmente por debajo de lo que les correspondería.
Es una pedrada que a los más ricos no les llegará, porque, curiosamente, Davos está blindada por aire, mar y tierra. Desde los medios de comunicación, se han hecho eco de los datos, y han soltado a los perros para atacar al enemigo: una ONG contra cientos de cómodos analistas económicos que no morderán nunca la mano que le da de comer. Por eso, desde los medios afines, se denigran unos datos porque algunos de sus directivos son unos corruptos, unos viciosos que se gastan el dinero que recaudan en prostitutas. Aunque esto sea cierto, su defensa comete una falacia del tipo "ad hominem". Es decir, tienes razón tus datos, pero como eres un hombre como nosotros no te hago caso. Está bien, aceptémoslo, las personas somos idiotas, y peores que nuestras ideas, pero también debemos aceptar que las verdades duelen.
Y duelen, porque en España los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres, pero ahora sabemos algo más. En España, la pobreza y la riqueza se heredan: harán falta cuatro generaciones para que un niño de familia pobre vea como sus descendientes, tres generaciones después, tenga la oportunidad de escapar de esa desigualdad. Y a la inversa: el niño rico lo será, igual que sus descendientes, por gracia y obra del reparto de la riqueza en este mundo capitalista e injusto.
Pero también los pobres mueren antes. La diferencia en la esperanza de vida de las personas de los barrios más ricos y más pobres de ciudades como Barcelona llega a los 11 años o a los 7 en Madrid. Menos mal, al menos el sufrimiento dura mucho, pensará algún sádico, como el que contrata los servicios de prostitución. Todo es desalentador, porque incluso en nuestro país, el 13% de las personas que trabajan, que trabajan precariamente en esta sociedad globalizada, viven por debajo del umbral de la pobreza. Pero nada importa: hablemos de VOX o de la división de la izquierda. Sigamos sin ir a la raíz de la desigualdad: el liberalismo atroz y salvaje que sustenta nuestras contradicciones y adormece nuestras conciencias.
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