Carlos Ramirez

Opinión -

En estos días nos echamos las manos a la cabeza con gestos despreciables de un responsable de una alta institución, donde no están claras las declaraciones ni de uno ni de otros porque solo disponemos de unas imágenes que puede darse a la interpretación si todo ello fuera consentido o no, pero hubiese sido esclarecedor videos del otro lado de la grada para que la historia se quedará totalmente cerrada, ya que el triunfo de las féminas como campeonas del mundo en el futbol , se ha visto ensombrecido por los claros oscuros de este proceso mediático.

La actitud de las jugadoras, negándose a ir a un partido no demuestra otra cosa, que esas chicas están por encima del bien y del mal, no les quito razón por el espectáculo bochornoso que ha dado el futbol español, pero recordamos que esto es algo más, porque viene precedido de muchos detalles que demuestran que no es cosa de un beso o un gesto obsceno (debemos recordar el manifiesto de las 21 jugadoras), es algo más y no un hecho reivindicativo, sino político.

Político sí; porque la reivindicación ha llegado a los estamentos políticos para ponerse la medallita de la defensa de una igualdad mal entendida, por lo que te doy por aquí, te lo quito por otro lado, porque sí solo es sí. Y Hablamos de política en su ámbito más amplio, porque la Federación de futbol español ha pasado de institución a estamento político por el poder que tiene el deporte Rey en nuestro país.

Desde que he tenido uso de razón, he escuchado los tejemanejes de la federación, de los chanchullos que se han dado desde Villar a Rubiales, han sido poderosos y ahí está el problema. El futbol tiene un halo de oscurantismo de traspasos comisiones y eventos deportivos que todo tienen un rédito político, y es ese poder fáctico el que muchos quieren llegar a obtener, sólo cabe recordar la infinidad de equipos financiados por territorios donde el petróleo es el rey. El futbol debe ser otra cosa, cuando el poder y los egos de muchos/as se unen ahí esta el chantaje al toque.