Queridos Reyes Magos, volviendo a mi infancia, recordando esos buenos momentos y felices instantes previo de la noche de Reyes, yendo a ver la Cabalgata con mis padres y hermanos, me quedo con los Reyes del año noventa y seis, por aquellos entonces contaba con diez años y fueron los últimos Reyes con el único abuelo que he conocido, mi abuelo Manuel, era su último mes de vida porque a finales del mes de febrero, falleció. En esos Reyes me regalaron la equipación del Barcelona y el juego que se llamaba “No despiertes a papá”, esos Reyes dieron píe a sentir lo que ahora mismo estoy sintiendo, añoranza, el saber de la inocencia de los niños y niñas en la creencia de los Reyes Magos, por eso pido que no se rompa la tradición que los anglosajones y los yanquis nos quieren instaurar. Ahora a los chiquillos y chiquillas hay que regalarles también por Papá Noel o Santa Claus, cosa que a los cristianos y cristianas nos quita lo que ha sido siempre un ritual, los regalos de Reyes y tomar el “Roscón de Reyes”.

Los mejores regalos están por abrir, y el primero es abolir la esclavitud en los países donde fabrican los juguetes y ropas que compramos por dichas fechas, echando infinitas horas y en las mayorías de las fábricas son mujeres y menores de edad, como en los países asiáticos y de América del Sur.

Otra premisa que hago es que reciclemos nuestros juguetes y ropas o complementos, y donémoslos a las distintas asociaciones sin ánimos de lucro, como Cruz Roja o Cáritas, dándole una segunda vida para todo aquel o aquella, niño o niña, que los necesiten. En la carta a los Reyes también da cabida a pedir carbón a todo aquel que se ha portado mal, en este caso para los políticos de turno, que no han manejado bien el caso del agua de “La Colada” que abastece a los ciudadanos del Guadiato y de los Pedroches, y también a ciertas personalidades políticas que crean crispación, en este caso para Carles Puigdemont y Arnaldo Otegi, tantos nacionalismos que pretenden romper España y que Pedro Sánchez aún no se da cuenta de eso, le atiborraría el día de Reyes con unos buenos sacos de carbón. De niño sentí la predilección de iniciarme en la lectura, cosa que al leer gracias al colegio, “Las aventuras de Oliver Twist”, de Charles Dickens, autor londinense de clase baja, donde aprendí de esa picaresca de ladronzuelo, como “El Lazarillo de Tormes”, de autor Anónimo, siempre precedido de una inocencia y una vida de esclavitud y de violencia producida por las palizas de sus padres, quedándose huérfanos desde muy pequeños, como la protagonista Cosette de “Los Miserables”, de Víctor Hugo, cuya madre Fantina le cedió a su hija porque no podía mantener y dicha niña fue maltratada y esclavizada por su nueva familia Los Thérnadier.

La época de mi infancia fue muy feliz, recuerdo unos de esos Reyes en el parque de Peñarroya (actual Plaza Virgen del Rosario, antigua Plaza Jardín), todos los niños y amigos allí con sus regalos, un amigo mío, Manolito, llevó un flamante balón de la liga, esa liga de ese año, bautizada como “la liga de las estrellas”, portó su balón para que todos jugásemos y uno de los niños le dio una tremenda patada, lo que se le conocía como un “agua” y lo embarcó en una casa grande del parque, cuyos inquilinos no estaban. La cara de Manolito fue un poema, pero pronto fue sustituido por otro balón que otro niño tenía y todos tan felices. Esas buenas épocas no volverán, pero estas nuevas generaciones, son la generación de los móviles o de las tablets, ya no sacan como antes los niños sus regalos al parque, ya no disfrutan como disfrutábamos nosotros, son otros tiempos y los videojuegos han hecho mucho daño.

Por eso pido que se vuelvan a los juegos tradicionales, como el escondite o el bote-bote, las parejas de dos en los bancos del parque, el domingol, al estatis-movie, a esos sinfines de juegos que han hecho felices a muchas generaciones de Peñarroya-Pueblonuevo y en especial a toda una generación del parque del distrito de Peñarroya, una generación que ha sido feliz, con estos juegos tradicionales y todo era amistad e inocencia.

Por último le pido un último regalo a los Reyes, que esté terminado este año nuestro Ayuntamiento de Peñarroya-Pueblonuevo y que sirva como referente que Peñarroya-Pueblonuevo sea un pueblo hospitalario y la envidia de otros pueblos y que todos sus ciudadanos y ciudadanas sean felices. Que hagan y desarrollen su vida en su querido pueblo, porque este pueblo es muy grande y pertenecen las mejores personas del mundo y del universo y que Peñarroya-Pueblonuevo, es un tesoro escondido, sólo hace falta encontrarlo y abrirlo para ver su inmensa fortuna, que tanto sus hombres y mujeres han dejado a lo largo de su historia y que quedan sólo tres años para conmemorar su centenario de fusión de ambos municipios Peñarroya y Pueblonuevo, todo un hito que debemos de alegrarnos de ser un municipio esplendoroso y humanitario.

Ahora toca sellar la carta y dejarla en el Buzón Real, espero que todos hagáis lo mismo y dejéis los zapatos y los calcetines y dejarle detrás de la puerta un vaso de leche para cada uno de los tres Reyes, galletas y caramelos y para sus tres camellos un cubo con agua y zanahoria para cada camello. Pues nada, que esta noche de Reyes sea mágica para todos y todas y que el mejor regalo sea el que tenemos todos los días: A nuestra familia y amigos y amigas. ¡Feliz día de Reyes!.

Postdata: “No olvides que, además de los regalos, lo que cuenta es el amor que hay detrás del presente”. ANÓNIMO.