Ese principio inviolable que recoge nuestra carta Magna no es aplicable a todos los ciudadanos, por lo que se esta creando un caldo de cultivo muy infecto que llega a todas las cloacas del Estado. Las cuales están más que enfangadas por las malas artes de politicuchos que no se acercan a los hombres de Estado del ayer.
Cuando una ciudadana, llamase Juana o Begoña, sin importar con quien ha contraído nupcias, se le trata de manera diferente hay algo en el Estado que no funciona. Ningún español o española, puede tener un trato favorecedor ante la ley ni ante los procesos judiciales. Aquí no se cuestiona la presunción de inocencia, pero si el procedimiento, que este corrupto desde sus cimientos.
Estamos viendo un circo, muy mediático pero muy esclarecedor, que cuando se refiere a la esposa del presidente, debe tener un trato de favor, no por ser inocente sino por contraer nupcias; si en algún momento es declarada culpable de los hechos que se le imputan, se actúe de la misma forma sin trato de favor y dicho presidente presente su dimisión ya fuera por honor, respeto al país o en su defecto por amor.
Cuando un Juez dictamina y es refrendado por el superior , debería ser condición esencial para su aplicación y no con tejemanejes de jueces politizados que volviendo al principio hay españoles de primera y de segunda, ya que no somos iguales ante la ley y si te he condenado ya no me acuerdo, este es el estribillo de la cantante mexicana Thalía “ … que sino me acuerdo no pasó”, pues si los “ERES” de Andalucía ya no nos acordamos pues seguramente no pasó, pero los andaluces nos acordamos perfectamente de esa red clientelar y sobre todo se acuerdan a aquellos parados que no les llegaron los fondos porque se gastaron en drogas y prostitutas.
Este país está inmerso en una peste endémica, en la política ser refiere, necesitan más tirar de la manta, menos estómagos complacientes, porque la deriva no lleva a la destrucción de lo que un día nos dimos, una ley por y para todos.