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MANIFIESTO UN AÑO SIN AGUA POTABLE EN EL GUADIATO Y LOS PEDROCHES

Hoy se cumple un año desde que las autoridades sanitarias declararon el agua no apta para consumo humano y desde que hacer hueco en nuestro tiempo para acudir a los camiones cisterna se convirtió en una obligación ineludible para todos nosotros y nosotras. Un año en el que hemos hecho un curso intensivo sobre tratamiento del agua y su ciclo integral. Palabras como depurar, potabilizar, COT, trihalometanos han pasado a formar parte de nuestro vocabulario habitual.

Un año en el que nos hemos dado cuenta de que estábamos solos y abandonados después de que se agotaran las reservas de agua de Sierra Boyera, convertido en el primer pantano seco. Y eso al parecer no importó a nadie. La falta de previsión de las administraciones competentes impidió disponer de agua potable, algo inaudito en esta época y en este país. Porque la sequía no ha sido cuestión de dos días. Esto se veía venir. Y pasó lo que tenía que pasar. Un año en el que, con demasiado urgencia, se tomaron medidas provisionales que no eran una solución válida y duradera. Y por ello se formó la plataforma ciudadana Unidos por el Agua. Ciudadanos que, hartos de promesas incumplidas y de medidas insuficientes, durante un año han alzado la voz para dar a conocer que existimos mediante reuniones a todos los niveles, protestas, entrevistas en medios nacionales e incluso internacionales.

Pero, como no daban el fruto esperado, incluso se llegó al punto de mantener una huelga de hambre por parte de cuatro personas comprometidas con el problema. Uf, mucho trabajo, sacrificio y esfuerzo para reclamar algo tan necesario como es el agua, que nos pertenece por derecho propio. Un bien vital y esencial. Un derecho humano. Se acerca el día en que volvamos a tener agua potable, según el presidente de la Diputación, pero no olvidemos que no ha sido gracias a las administraciones. Ha sido la naturaleza la que ha acudido en nuestra ayuda y tenemos la obligación de corresponderle no cometiendo los mismos errores del pasado. No podemos seguir confiando en lo que se hará, sino exigir lo que se debería estar haciendo desde ya. Hoy por hoy Sierra Boyera, el embalse que nos ha abastecido desde hace décadas, está al 75% de su capacidad, agua suficiente para abastecer a toda la población si recurrir al agua de La Colada. Mientras tanto y hasta la próxima sequía, que llegará, hay que exigir:

– Inversiones para llevar a cabo todas las acciones y trabajos necesarios independientemente de su coste económico. Nos merecemos tener un agua potable de calidad como cualquier ciudadano.

– Pedimos la interconexión de los embalses de nuestro territorio por derecho, sin miedo, con todas las garantías de salubridad.

– Nos oponemos rotundamente a la posibilidad de mezclar el agua de La Colada en el estado en que está y exigimos medidas para prevenir la contaminación de este embalse.

– Pedimos y exigimos una potabilizadora en la que se emplee la tecnología que permita potabilizar el agua actual de La Colada, para lo que reclamamos la inversión necesaria después de años y años olvidados por las administraciones y nuestros representantes a nivel local, comarcal, provincial, regional y estatal: infraestructuras de contención para los vertidos, adecuación de las depuradoras de aguas residuales, construcción de tanques de tormenta y separación pluvial tan necesarias para que la contaminación no siga llegando al embalse.

– Pedimos que de inmediato se retome la Mesa del Agua, donde estén presentes todas y cada una de las administraciones, agentes socioeconómicos y población civil, que acuerden e implementen las medidas necesarias para no incurrir de nuevo en este drama y trabajar por soluciones eficaces y definitivas buscando siempre la sostenibilidad del entorno rural a todos los niveles.

– Pedimos a las corporaciones municipales que hagan suya la moción que han recibido de la plataforma, donde se exponen estos y otros argumentos, defendiendo así el territorio, defendiendo los derechos de los ciudadanos que les han votado y a los que representan. Nos lo deben después de haber pasado por esta triste experiencia. Para ello les pedimos que se unan, dialoguen y consensuen las medidas necesarias. Es un motivo de justicia social, compromiso y deber político con sus pueblos y con su comarca.

– Por último y no menos importante, pedimos transparencia en cuantas gestiones y propuestas se realicen con el fin de que seamos conocedores de las acciones que nos afectan, con comunicados que sean claros y no contengan verdades a medias, que al fin y al cabo también es mentir.

Este manifiesto va dedicado a vosotros y vosotras, a todos los que esta situación nos ha mantenido preocupados, para que no caiga en el olvido tanto sufrimiento. Parece que pronto volveremos a la normalidad, pero quizás solo sea temporal. Debemos exigir soluciones reales a todos los problemas que aún están sin resolver y que solo se consiguen con UNIDAD, TRANSPARENCIA Y DIÁLOGO porque el agua no tiene color.

Nuestro derecho y nuestra dignidad deben estar por encima de las promesas vacías, por lo que seguiremos luchando, haciéndolo por el presente y el futuro de nuestro mundo rural como un lugar de oportunidades a corto, medio y largo plazo, para los que hoy compartimos este deseo y por el de las generaciones venideras. Es nuestro deber dejarle un mundo mejor que el que hoy tenemos.

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