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DISFRUTA, AMA, VIVE…

Cualquier tiempo pasado fue mejor, tendemos a refugiarnos en alguien cuando vemos el peligro, ¡cuerpo a tierra! Como diría aquel. El amor de una madre, la protección de un padre, la compañía de un hermano, el beso de unos abuelos, el abrazo de un amigo y la caricia de un novio o una novia. La soledad a veces no suele ser en la mayoría de los casos la mejor compañía, toda soledad se combate con lo que patentó como “cura del habla” el checo Sigismund Freud, médico, neurólogo y padre del psicoanálisis, la soledad es una de esas experiencias que todo ser humano suele pasar al menos una vez en las etapas de su vida. La muerte de un ser querido, el abandono de una pareja, de un amigo o cualquier otra persona. ¡Ahora sabemos lo que siente un perro o un animal cuando es abandonado! Pongámonos en la piel de alguien abandonado, da rabia sentirse excluido, en la cola del mundo, sin que nadie te eche la mano por el hombro, es tristísimo, no encuentras la punta al lápiz, pero la sociedad tiene que jugar un papel fundamental en esas vicisitudes en la que se encuentran algunas personas necesitadas de amor, compresión y de cariño.

Todos sabemos lo que es ganar y perder, la experiencia es la mayor de las mejores escuelas y cuando vamos quemando etapas, más sabemos controlar nuestras emociones y sentimientos en nuestros actos de servicios, por eso debemos ayudar a que la vida de una persona necesitada sea más alegre y tenga más ganas de vivir. He vivido algún episodio de soledad, la soledad del campeón, del lobo herido, tanto en lo sentimental, laboral y mental, pero siempre he buscado alguna puerta abierta para salir adelante sin tener que sufrir ningún golpe ni rasguño. Tocaba arrebato y cuando uno se cae, hay que buscar la mejor manera de poder levantarse y alzar el vuelo. Como he dicho anteriormente la sociedad tiene que ser ese punto de apoyo para cambiar el mundo, ese pilar fundamental para no volver a recaer. Entendemos que cada uno tiene lo suyo, pero la sociedad tiene que ser el mejor interlocutor y captar el mensaje sin salir del contexto y asimilar la información de que aquí somos todos iguales, en igualdad de condiciones, sin prohibiciones, con nuestros derechos y deberes, que todos salimos del útero de la madre y que alguien es el padre. Por eso pido respeto y educación para todas las personas, seamos lo que seamos, personas discapacitadas, personas con algún trastorno mental, personas disminuidas psíquica y física, personas transexuales, homosexuales, bisexuales etc. Aquí en esta sociedad cabemos todos, de todas las razas y religiones también, no hay discriminación a nadie ni a nada, lo repito hasta la saciedad porque todavía hay gente que no se ha enterado de lo que va la película, de que alguien cercano o un familiar tiene alguna enfermedad o tienen alguna anomalía psíquica o física y está siendo ninguneado y maltratado, bastante condena tiene todas aquellas personas, que algunos energúmenos teniendo el afán de ser valiente cuando está solo o en grupo se cree que tiene toda la potestad de arremeter con el más débil. Pero no saben que un futuro puede tener un hijo o algún familiar que, en su soledad, no ve la puerta de salida, ni el final del túnel o tiene alguna enfermedad mental o física. En lo que a mí me acata, he pasado por un mal momento, pero con ayuda de la familia y especialistas he podido salir a flote, hay que dejarse ayudar por ellos, sin la ayuda tanto de la familia y la labor encomiable que hacen los especialistas, tantas enfermeras o enfermeros, como médicos, psiquiatras o psicólogos, yo no estaría contando esto que estoy escribiendo. La soledad que se vive no se la deseo a nadie, aunque en esta vez y en mi caso yo no me he sentido solo y abandonado, aunque hay casos de personas, que sí se sienten solos y abandonados, por eso reitero que hagamos toda la sociedad lo posible de aportar ideas y llevarlas a cabo para todas aquellas personas que más lo necesitan.

Siempre he pensado que hay un Dios arriba que nos ayuda y nos protege, por eso estoy orgulloso de haberme recuperado y haber pasado por lo que pasé porque por ello he cogido más impulso y más experiencia para no volver a recaer y tropezar otra vez en la misma piedra. Las enfermedades mentales son tormentosas, pero yo desde un primer momento lo llevé bien y he sido además consciente y consecuente de lo que a mí me estaba pasando, lo único que no quería era hacerles daño a los que estaban a mí alrededor y a mí familia, aunque hubo hechos puntuales de que sí les hice daño, pero eso ya pasó y está todo enterrado y olvidado, aunque hay veces de que el pasado siempre vuelve, aunque en mí vida espero que no vuelvan y pase episodios que espero que no se repitan por mi higiene mental y física. Yo puedo servirle de ayuda y puedo lanzarles un mensaje positivo a todas aquellas personas que están atravesando un bache mental y están yendo a un centro de salud mental, les diría que “Hay que ser fuerte y dejarse ayudar por los psicólogos y psiquíatras, ellos sabrán la manera de encauzar de nuevo vuestras vidas, y si os mandan algún medicamento tanto por vía oral o por vía intravenosa, no pasa nada, será por algo y es por vuestro bien y si se cree se puede”. Vivimos en una sociedad muy solidaria y son como lo crupier de un casino, reparten el juego y juegan un protagonismo crucial, el mundo lo componen los hombres y las mujeres y de la mano tenemos que ir, formando una gran cadena humana que sea tan fuerte que sea irremplazable. Sé lo que siente un enfermo mental, las horas que se siente solo y se da por vencido, pero le doy estos renglones para que salgan adelante como yo, que la soledad se combate metiéndote otra vez en la sociedad como yo he hecho, que no hacen daño, que son tan buena gente la sociedad que son capaz de ayudarte y sacarte una sonrisa, que jamás te vas a ver solo y marginado, que las alarmas quedarán desconectadas el día que tu decidas dar el paso de curarte y de llevar una vida de lo más normal. Que tu sumas, que no eres un cero a la izquierda, que vales mucho y que todavía te queda muchas cosas que aportar en esta vida, ¡tú mismo!, tienes la llave de abrir todas las puertas al alta médica y a la de la curación. Le estoy tan agradecido a la vida y a los que están a mí alrededor que mi fuerza de voluntad para estar como estoy en la actualidad, no podría ser posible sin su ayuda y dedicación, y a los que han vivido tan de cerca mi enfermedad ¡gracias!, y ahora tiemblo de emoción al recordar aquellos momentos fatídicos pasados en el hospital, pero todos los enfermos me hicieron ver que había otros casos más grave que el mío y sobre todo al afán de superación que tuve y a los médicos, enfermeras y especialistas como psicólogos y psiquíatras llevé una estancia de mes y medio de lo más placentera que pude tener. Por eso mi gratitud a todos ellos y ellas, esto puede serviros de experiencia. No hay que tener miedo a un enfermo mental, es inofensivo, solo suele atacar cuando ven que no lo tratas con normalidad, y no en tono despectivo, se dan cuenta de todo y tienen una virtud que no tiene una persona que no tiene problema mental, que es que nunca se va a meter con nadie, sólo te pide que lo trates con naturalidad y él te tratará de igual manera. Amo tanto el día a día que no pienso en el mañana, saboreo cada instante, que las prisas y las normas y la obligatoriedad que tenía hace diez años se han quedado en el cajón del olvido. Vivía muy deprisa como si no hubiese un mañana, estresado, hipernervioso, como si no hubiera un mañana, por lo tanto, hoy en día, solo quiero vivir en paz conmigo mismo y con los demás, el pundonor es la madre de todas las curaciones y la libertad que todo ser humano debe tener, “Mi libertad empieza cuando termina la tuya”.

Por eso me queda tanto que aportarle a la vida que no pienso venirme abajo con nada malo que me venga o me pase, porque todo lo bueno que me está pasando ahora mismo compensa todo lo malo que he vivido anteriormente. Disfruto con todo lo que hago, “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”, eso mismo hago, no dejar para mañana algo bueno que me pueda pasar hoy, una charla con un amigo, un café por la tarde, leer la prensa o un libro, escribir como estoy escribiendo ahora mismo o yendo a una cita con la enfermera o psiquiatra de salud mental del pueblo, disfruto de todos esos momentos que me siento orgulloso de quién soy y no me cambiaría por nadie. Tú decides tu vida, por eso disfruta con lo que hagas y que nadie se interponga en tu camino, con tranquilidad y teniendo en cuenta los consejos de los familiares, amigos y especialistas. La fragilidad no debe de ser vuestro punto débil, la inoperancia al ver que no podéis llegar al oasis del triunfo no debe causar estragos, poco a poco, juntos se puede conseguir, todo depende de cómo tengas la autoestima. Hablando más de mí y de mi caso, toda mi enfermedad sucedió muy deprisa, pero se estaba cocinando lento, vivía como dije anteriormente muy deprisa, el corazón parecía que se me iba a salir, era muy recto conmigo mismo, me marcaba una series de pautas cada día, casi siempre eran las mismas, estaba angustiado, irritado y resultaba desagradable e insoportable para los que estaban a mi alrededor, la familia era los que más sufrían, hacía mucho deporte causante del estrés y de la psicosis esquizofrénica que se estaba gestando en mi cuerpo y mente, temía por todo, me montaba mi película, en mi mundo, casi todo el día solo, me relacionaba con poca gente, a los amigos de siempre los deje de lado, cosa que ahora me alegro muchísimo de llevar una vida muy sociable y con altas dosis de endorfinas que me hacen llevar en volandas mi enfermedad hacía hitos, antes inalcanzables. Prosiguiendo con mis hechos “delictivos” y nocivos, me fui para Córdoba un error totalmente garrafal que cometí yéndome allí, no por sus ciudadanos, sino por mis circunstancias de entonces, pero siempre lo diré que todo esto no hubiese pasado si hubiera encontrado trabajo después del que me despidieran del que tuve o hubiese seguido trabajando para la empresa de que trabajé en mi pueblo, pero eso ya pasó y está olvidado. Cuando te echan de un trabajo lo mejor que puede hacer uno tener la suficiente energía y ganas para encontrar otro, no la culpo, pero todo esto no hubiera pasado, ese estrés, esas prisas, y más de la forma en la que me despidieron, pero hay un dicho que “ para ganar hay que saber perder” y que algo bueno ya vendrá.

Mi estancia en Córdoba fue ruinosa mentalmente, intenté buscar trabajo y aunque lo hubiera encontrado mi enfermedad estaba ahí, era reacio a relacionarme con la gente, me daba miedo salir a la calle, los mismos familiares me daban desconfianza, parecía que iban en contra mía y más la gente desconocida de Córdoba, iba en busca de la nada y de la nada vino un 22 de Julio 2013 un ingreso hospitalario del hospital provincial de Córdoba en la última planta en la habitación 216 allí donde están los enfermos mentales, allí supe lo que de verdad es la vida y yo era un afortunado de otros casos que vi. Llegué desnutrido y con anemia, por eso duré más tiempo en el hospital, además de una extrema delgadez, causada por el mal comer y falta de alimentos que me restringí en el piso de Córdoba en el que vivía, llevaba una vida de lo más triste que se podía llevar, al estar solo ya veis la vida que podía llevar. En el hospital hice muy buenos amigos y los familiares de los amigos se comportaron muy bien conmigo, por eso siempre defenderé como pueda a las personas enfermas mentales, porque sé lo que se siente y sufren sus familias, con el conocimiento de causa y por mi mes y medio allí apoltronado en el hospital sé de primera mano por lo que les pasan por sus cabezas a las personas asín. La verdad sea dicha que mi enfermedad es curable como otras enfermedades mentales, con la medicación trimestral donde me inyectan una inyección que hace regular todo el cuerpo y la mente, se disuelve poco a poco en la sangre porque es prolongada, lleva también un componente llamado paliperidona que hacen estabilizar al paciente que tiene esquizofrenia como es mi caso, por lo cual no hay que tenerme miedo ni nada, no voy a hacerle daño a nadie, en mi caso no es tan grave la esquizofrenia, con la medicación hago una vida de lo más normal, cojo el coche, ayudo en casa e intento trabajar cuando me sale trabajo. Actualmente estoy estudiando y retomando mis estudios que dejé en el 2013, al cual, al día de hoy, no dejo de formarme.

El próximo mes de abril, hace ya un año de mi sección “El Diván”, donde habrá cambios a partir del próximo mes, que los lectores y lectoras de Guadiato Información y Azuaga Campiña Sur podréis observar, tanto en formato papel y digital. Y como colofón al primer aniversario de “El Diván” tendréis también una sorpresa, que ya se os darán en exclusiva, para sus lectores y lectoras. Intento ser la misma persona antes y después de que me diagnosticaran la enfermedad, me relaciono con gente, muchas quedarán sorprendidas al leer esto porque desconocían mi enfermedad, pero a otras no le sorprenderán porque lo sabían, como son mis familiares y mis amigos más cercanos. Lo he intentado llevar en secreto, pero como me veo que voy bien y me veo con tal confianza para sincerarme y contarlo en “El Diván”. Mi ejemplo puede servir de ayuda a otros enfermos de esquizofrenia u otra enfermedad mental, me he dejado ayudar por todos y todas las personas que se han ofrecido a ayudarme, empezando por mis padres, mis hermanos, mi tita, mis cuñadas, mis amigos y sobre todo por los psiquiatras que he tenido a lo largo de estos diez años largos y la enfermera tan estupenda que tengo en el centro de salud mental, sin ellos yo no sería nada y no estaría escribiendo lo que estoy ahora poniendo en estos instantes, “luchando podemos derribar todos los muros habidos y por haber”.

También quiero expresar mi agradecimiento a la trabajadora social, de la unidad de salud mental de mi municipio y a la monitora del Centro Social de día FAISEM, así sea, también extensivo, a mis compañeros y compañeras del centro. Y como no, no querría dejarme atrás a todas las personas que he conocido y sigo conociendo a lo largo de estos más de diez años, desde que me diagnosticaron la enfermedad mental, como José Alonso Ballester, Lourdes Paredes Cuellas, Adalberto García-Donas León o Agustín Navarro Sosa, compañeros de ambos periódicos locales, que llevo conociendo hace un año desde que llevo en el mundo periodístico, a los cuáles les considero mis amigos. Desde luego que mi lucha por no venirme abajo ha sido fundamental, los familiares y la sociedad me han tratado con total normalidad y es de agradecer, por eso no he recaído nunca porque he querido recuperarme y salir de mi enfermedad lo más orgullosamente posible y con la cabeza alta, que lo que a mí me ha pasado le puede pasar a cualquiera y que de todo se sale y que el sol sale para todos. Difamar es muy fácil y criticar aún más, a partir de ahora he salido de la cueva y he contado mi historia porque puede resultar motivadora ya no sólo para una persona con una enfermedad mental, sino para otras enfermedades que ven grises sus día a día, pero solamente ellos saben lo que se sienten y lo difícil que es salir adelante, con fe y espíritu de superación se puede llegar al alta médica y decir que “bonita es la vida y lo bien que estoy ahora”. El disfrutar que tiene levantarse cada día, el amar por las cosas tan insignificantes, pero que a la vez nos hacen tan grandes y el vivir como si no hubiera un mañana.

Disfruta, Ama, Vive…. Ese es mi lema, no hay que mirar al futuro, “Carpe Diem” y nunca dejes de creer.

Postdata: “La actividad física y el contacto social son los dos grandes antidepresivos” (CHRISTOPHE ANDRÉ).

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