Publicado el 15 de Septiembre de 2023, Viernes Felipe López del Rio
CARTAS DEL LECTOR -
Ya ha pasado un mes desde que
los españoles hablamos en las urnas, un mes donde el delirio por ocupar el
sillón de la presidencia en el Palacio de La Moncloa ya llevado a lo
impensable. Hasta donde tenemos que bajarnos el pantalón los españoles para que
empecemos a notar frío, ya no es solo que no gobierne un país el partido que ha
conseguido más escaños, es que, el que ha perdido quiera gobernar a toda costa,
poniendo en almoneda los cimientos de la constitución del 78 a los independentistas
más radicales que nuestra sociedad haya conocido.
El primer objetivo era hacerse
con la presidencia del congreso para lo cual contó con todos los apoyos que
contaba la legislatura anterior incluidos los del brazo político de lo que era
ETA, como es BILDU y del separatismo catalán más radical, como es ERC. A estos
se le sumaron los votos de JUNTSXCAT (partido del prófugo de la justicia
española, Puigdemont), a cambio de que en el congreso cada cual hable en el
idioma cooficial de su autonomía, obviando de esta forma a todo el resto de
representantes de la sociedad española que ocupan escaño en el hemiciclo. Nos
quieren vender la mentira de que si un amigo vasco, otro catalán y otro gallego
se juntan con un cuarto amigo de Madrid, el idioma que utilizarían no sería el
español, que es el idioma común para entenderse entre los 4. Pero esto solo es
un ademán de aquellos que pretenden destruir España desde las instituciones, de
plantar una barrera que separe lo que consideran su territorio, del resto del
país. A partir de este momento, y si nadie lo remedia, estamos abocados a que
los distintos diputados necesiten traductor cuando un interlocutor hable en un
idioma distinto al común del resto de integrantes de la cámara. Aún no nos han
dicho cual es el coste de esta tomadura de pelo, pero viendo el chozo se ve
el jabalero, por lo que podemos esperar que sea un desembolso bastante
elevado para las nuestras arcas.
Esto lo trae consigo nuestra
ley electoral en la que el voto de cada español no vale lo mismo y vemos como
partidos con escasos 500.000 votos sacan la mitad de escaños que partidos como
SUMAR que en su totalidad sacan una cifra cercana a los 3,5 millones de votos,
por lo que traducido resulta, que la gobernabilidad de España o bien se saca
mayoría absoluta o en mayor o menor medida estamos expuestos a la voluntad de
partidos independentistas.
En mi opinión la democracia
debería no solo basarse en votar a un partido político cada 4 años en los
cuales, en mayor o menor medida, hace y deshace a su antojo sin que ningún
ciudadano tenga “fácil acceso” a los diputados de su provincia para reclamar
servicios, obras o infraestructuras en su zona. Con las listas abiertas el
candidato o los candidatos de las provincias tendría que visitar los barrios,
las calles, solicitando el voto y por tanto comprometiéndose con sus vecinos a
mejorar su calidad de vida, mirándolos a la cara y no a la sombra de un
partido.
Cuantas veces he escuchado eso
de “que tendrá el sillón que todos quieren sentarse”, siempre me negué a pensar
que las ansias de poder corromperían a algo que me gustara tanto como es la
política, pero quizá esas veces dijeran la verdad… que tendrá el sillón de La
Moncloa…
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Noticia redactada por : Felipe López del Rio
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