Lourdes Paredes Cuellas

Actualidad -

En el día  que escribo estas líneas  parece que la leyenda negra del Titanic se acrecienta. Aquel titan, donde sus ingenieros decía que no podían hundirlo ni los Dioses, descansa a unos 4km en el fondo del mar en una fosa del océano. El paso del tiempo, la historia y los recuerdos del que fue uno de los barcos más grandes del mundo, y tan clavado en nuestras retinas después de la gran película de James Cameron, no hace otra cosa que atraernos de manera sinigual.

Hay individuos que ese magnetismo les hace disponer parte de su patrimonio para acercarse más y más a su superficie, mediante viajes tripulados de mini submarinos al módico precio de unos 250.000 dólares americanos, una limosna para aquellos que tienen de todo , pero necesitan de éstas experiencias para la satisfacción de un ego engrandecido.

No es la primera expedición para este mini submarino, ni para algunos tripulantes del mismo, pero a pesar de ello y tras 4-5 días no aparece el mini submarino turístico. Ya en otras ocasiones ha tenido inmersiones, pero no es hasta el momento de acercarse a la desgracia, donde saltan las deficiencias y las alarmas de que esto podría pasar. Desde manejarse con dispositivo de consola de videojuegos, hasta cableado que podría engancharse con los cascotes del propio Titanic, son hechos que con anterioridad , no han caido en la cuenta de ellos, pero ya sabemos que hasta la desgracia no ponemos remedios.

Otro detalle que se pone en la palestra, es el desembolso y despliegue efectuado por diferentes fuerzas aéreas y marítimas, a día de hoy tampoco sabemos quién se hará cargo de ello. Por una parte si son las empresas que efectúan el viaje turístico, podrían hacerse cargo de ello, pero no tengo tan claro si esto llevará a la bancarrota a los mismos; no se si por otra parte se abren nuestros corazones y se hace como labor humanitaria, pero se me presenta una duda ¿ se haría de la misma forma para unos inmigrantes que cruzan el mar con un barco naufragado? Ahí les dejo la reflexión.

Al fin y al cabo, esperemos que mientras estén leyendo estas líneas podamos ver en los telediarios que han encontrado a los supervivientes de este viaje, porque como ocurrió en el 1912 demasiadas vidas engulló dicho océano.