Fuente Obejuna - Curiosidades -

Mónica Calderón Santiago realiza una estancia en la ciudad finlandesa de Espoo para poder optar a la mención de doctorado internacional

Mónica Calderón Santiago nació el 17 de octubre de 1986 en Fuente Obejuna. Tras estudiar en el colegio público San Sebastián y en el IES Lope de Vega, se licencia en Química en el 2009 y finaliza, el año siguiente, un Máster en Química Fina Avanzada, ambos en la UCO. Antes incluso de terminar su carrera, se adentra en el mundo de la investigación gracias a una beca de iniciación de la Universidad cordobesa, que se prolonga desde el 2008, hasta el año 2010, período en el que se integra en el grupo de Química Analítica dirigido por María Dolores Luque de Castro. Hace dos años recibe la beca de Formación de Profesorado Universitario, que aún disfruta. Calderón Santiago es integrante de un grupo que forma parte del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba - IBIMIC -, que entre otras líneas, desarrolla plataformas analíticas basadas en instrumentación de última generación, con la finalidad de que den lugar a métodos de análisis seguros, sensibles y selectivos, encaminados a la identificación y cuantificación de compuestos que puedan actuar como marcadores de enfermedades, o que sirvan para estudiar los efectos de una dieta.

La tesis de esta cordobesa de Fuente Obejuna se ha centrado en la metalobotánica, por ello, junto a sus directores, eligió "un grupo que fuese potente en este área" y no es otro que el Technical Research Centre of Finlad, en el que, liderado por Tülia Hyötiläien, Matej Oresic - miembro de la Metabolomics Society - y Marco Sysi-Aho, se encuentra "desarrollando una plataforma para la determinación de compuestos de interés biológico, relacionados con el metabolismo energético celular", según manifiesta la joven, que se ha marcado como objetivos "poder aprender al máximo: mejorar un poco el inglés, usar instrumentos de los que no disponemos en mi grupo, ver otras formas de enfocar la investigación y de dirigir un grupo...".

Se comunica en inglés. Aún así, reconoce que "lo que más me ha costado profesionalmente hablando, es el idioma, puesto que el primero es el finlandés y el segundo, el sueco. Muchos de los carteles, las advertencias, las etiquetas de los residuos, están en finlandés... He tenido que memorizar cada cosa porque, si tengo que aprender lo que significa cada cartel, estoy perdida". De todas formas, afirma que "no me ha costado mucho adaptarme, la gente me ayuda bastante".