Publicado el 02 de Diciembre de 2008, Martes
Psicología - “Una epidemia global”. Así califica UNICEF el maltrato que sufren las mujeres en el mundo. Violencia doméstica, social y estatal son las tres categorías en las que se pueden englobar los malos tratos a las mujeres.
El 25 de noviembre se celebra el Día de las Mujeres Maltratadas, un día en el que todos y todas nos unimos para un objetivo común: reflexionar acerca del tema de los malos tratos hacia mujeres, tanto en el hogar como a nivel social.
Los malos tratos se han convertido en un gravísimo problema para la sociedad. Cada vez es mayor el número de mujeres que sufren la sinrazón de auténticos criminales que disfrazan sus fechorías tras la cortina de los celos o la inseguridad.
La celebración del Día Internacional contra la Violencia de Género nos proporciona nuevamente ocasión para poner de relieve la situación en la que se hallan muchas mujeres, no sólo en nuestro país sino en el mundo entero.
Lamentablemente las mujeres maltratadas no pueden celebrar ese día ni ninguno del año. A las limitaciones y restricciones que la mujer tiene en muchos países, por el sólo hecho de ser mujer, se une además, en muchos casos, las humillaciones y agresiones, que en ocasiones terminan con su vida y que se desarrollan en su ámbito familiar, donde la opresión que sus maridos o parejas ejercen sobre ella se encuentra cuando no con la complicidad con el silencio del marco social en que viven.
Conviene resaltar una cuestión que deja una puerta abierta a la esperanza; ese silencio cómplice empieza a transformarse en un clamor que obliga a los Gobiernos y Organismos internacionales a pronunciarse.
El papel de las asociaciones de mujeres ha sido fundamental en esa materia y el mensaje contrario a la resignación empieza a calar entre las mujeres maltratadas, que comienzan a rebelarse.
Es verdad que la autonomía económica se constituye en una pieza clave para que las mujeres agredidas por sus parejas rompan con esa situación abandonando a quienes las vejan y humillan.
Resulta difícil que la mujer que no tiene medios de vida propios y que depende económicamente de un marido maltratador, pueda romper con él y más cuando hay hijos por medio. De ahí que resulte esencial que en todos los ámbitos se tomen medidas que contribuyan a dotar de medios económicos o de oportunidades laborales para que la mujer tenga una independencia económica que le permita terminar con esa opresión que padece.
Es importante que no se escatimen medios de ningún género, desde las ayudas económicas, laborales y asistenciales, hasta una apuesta importante en el ámbito educativo, para transmitir a los jóvenes tolerancia y respeto.
Tenemos por delante un gran reto y es el momento de poner todos los medios para que las mujeres maltratadas reciban la adecuada respuesta jurídica, económico-laboral y social que merecen. Es una oportunidad que no podemos perder.
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