Publicado el 05 de Abril de 2009, Domingo
Peñarroya-Pueblonuevo - Psicología - Para guardar un secreto se necesita de dos. Para que todos se enteren, de tres..."" Eres dueño de tus silencios y esclavo de tus palabras". Son frases que expresan el cómo las personas vivimos los llamados "secretos".
El arguento de la pelicula Mataharis habla de si se puede tener algún secreto. El trabajo detectivesco descubría que no. ¿Nadie puede tener secretos? pero ¿hasta dónde tenemos que compartir el ámbito privado?. Podemos entrar en los e-mails de nuestras parejas igual que antes se abrían las cartas con el vapor de la olla, pero ¿tenemos derecho a hacerlo? dice Iciar Bollain, la directora de la pelicula, en una entrevista que esto del espionaje se está volviendo de lo más cotidiano.
Esa vigilancia te despersonaliza, te hace objeto. Vas perdiendo el control de tus actos y de tu intimidad. Y, sin embargo, muchas veces vivimos con alguien sin saber lo que piensa, lo que desea, sin conocernos. La pérdida de confianza, la incomunicación, el desamor se muestran por las miradas, los gestos y los silencios de los protagonistas. Buscamos los secretos de los demás, mientras desconocemos muchas veces la vida y los sentimientos de los que tenemos más cerca. A veces, estas personas descubren que hay mentiras propias que no han sabido ver y verdades que es mejor no revelar.
La palabra secreto deriva del latín secretus: “apartado, escondido, oculto”. Traicionar un secreto es “dejar escapar, descubrir, revelar o divulgar”. Podemos ocasionalmente revelar un secreto “dejando caer” (alguna cosa). El término traición deriva del latín tradere: “entregar, rendir, dar”. Comparte una dimensión moral que entra en juego cuando oímos algo acerca de la traición intencional de los secretos: “chismorrear, cotillear, delatar, denunciar”. Está rodeado de expresiones como: “¡A mi no me lo cuentes!” o “No me vengas con chismorreos”.
Como en todos nuestros comportamientos hay también un lenguaje no verbal que rodea al secreto. A veces, la promesa que nos piden que hagamos para guardar un secreto se plantea de forma muy sutil. Incluso no hace falta una promesa explícita.
La traición de los secretos confiados es algo detestable que habla de una persona inmadura. En una amistad, lo más terrible que puede suceder es la traición de cosas que son verdaderamente personales, confidenciales y secretas. De forma similar, el cotilleo puede ser una forma de traicionar y distorsionar secretos.
Los enigmas, los rompecabezas, las adivinanzas, los misterios, están todos ellos asociados con el fenómeno del secreto. Los cuentos populares, leyendas y mitos abundan en historias de secretos.Son muchos los ejemplos que se pueden poner de secretos: las acciones clandestinas, buscar un escondrijo, taparse los ojos, enmascarar una intención, ocultar una decepción, disimular una emoción, guardar un tesoro; todas estas expresiones, de una u otra manera describen el secreto. Siempre que hay por medio un secreto, parece que existe una referencia a algo escondido, a ocultar algo. Y pueden acarrear emociones, sentimientos, significados y valores muy diferentes. Tener, guardar, descubrir o confesar un secreto no nos lleva a pensar que un secreto es simplemente cualquier “cosa”.
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