Queridos compañeros y compañeras,

La vivienda se está convirtiendo en nuestro país en un bien menos accesible para parte importante de la población, debido a la subida de precios, la falta de un parque suficiente de vivienda en alquiler, la baja inversión en protección social de la vivienda o la escasez de vivienda pública, además de situaciones de discriminación y barreras en el acceso a la vivienda por razón de etnia y nacionalidad, pero también por el tipo de familia (familias con niños y niñas), especialmente las monoparentales. Hoy 8 de marzo, Día de la Mujer, nos hemos querido fijar precisamente en los hogares monomarentales, ya que en el 80% de los hogares a cargo de una sola persona adulta, esa persona adulta es una mujer. En estos hogares con un solo adulto como responsable:

uno de cada cinco (el 19,4%) se retrasa en los pagos de gastos relacionados con la vivienda, como el alquiler, la hipoteca o suministros como la luz y el agua. El 6,9% de los hogares monomarentales tiene dificultades para mantener la vivienda a una temperatura adecuada. El 72% de todos los hogares con bajos ingresos están en alquiler en España; aunque la vivienda en propiedad es mayoritaria, los porcentajes de alquiler destacan en los hogares con niños y niñas, especialmente en los monomarentales. Son datos del informe Yo también vivo aquí, que UNICEF España ha lanzado recientemente para alertar de la falta de acceso a viviendas adecuadas por parte de muchas familias vulnerables con niños y niñas, y la invisibilidad de la infancia en las políticas públicas en este ámbito. La presión económica sobre los hogares vulnerables, muy en especial los monomarentales, puede conllevar una falta de margen para otros gastos o inversiones en la educación, en el bienestar o la salud de sus propios hijos. Además, el alto número de hogares monoparentales que experimentan pobreza residencial hace que el cuidado de los niños, niñas y adolescentes sea una cuestión que genere estrés para ellos mismos y para las personas adultas cuidadoras, así como consecuencias de diverso tipo: niños o niñas con poco seguimiento de parte de las personas responsables adultas, sentimiento de culpabilidad, impotencia para proveer los recursos mínimos para una vida normalizada, etc.

Vivir hacinados en una casa, por ejemplo, causa una falta de intimidad y de espacio, dificultades para contar con un lugar adecuado para estudiar, y puede ocasionar para los niños, y especialmente las niñas, riesgos de violencia y abuso. Todo ello trae efectos sobre la salud física y mental de los niños, sobre su educación y, en definitiva, sobre sus oportunidades de futuro. Por todo ello, UNICEF España pide el aumento de la vivienda pública, ayudas a familias vulnerables para acceder a una vivienda, rehabilitar y acondicionar viviendas y pagar suministros básicos, o prohibir los desahucios de hogares con niños, niñas y adolescentes vulnerables sin alternativa habitacional, entre otras muchas propuestas para garantizar el acceso de todos los niños, niñas y adolescentes a una vivienda digna.

Esperamos que esta información os resulte interesante; si queréis ampliar información o concertar alguna entrevista, no dudéis en hacerlo a través de este mail o del teléfono 689 94 81 73. Además, os invitamos a consultar la nota de prensa sobre el informe Yo vivo aquí, con más datos sobre vivienda e infancia.

Un saludo,

Equipo de comunicación UNICEF ANDALUCÍA