EL DIVÁN 1.0
Siento toda la seguridad, para volar lo más alto posible y en plena libertad.
Libre como una cometa de esas cuando niño, ponía a volar en la Peña la Atajo.
Sintiéndome, como dicha cometa desprendida al aire, el amo del mundo.
Hoy de mayor y en plena madurez, busco esa independencia, como cuando las cometas buscan su rumbo ascendente al ritmo de un viento favorable.
Los tiempos, cambian como las modas, y ya nadie entienden de estereotipos muy comunes, buscamos romper todas las reglas establecidas que la globalización nos imponen.
Todo ser humano somos mortíferos, a la misma vez confundimos heridas de las enfermedades causadas, por no llevar una vida pausada y fuera de todas irritabilidades.
Estamos siempre en «orsay». No sabemos bien de lo que trata la vida. Las cometas como los gatos saben bien en como seguir las directrices de lo dócil a lo indomable.
Y, en esa furia desmedida, y en este círculo donde quiero cerrar este artículo de «El Diván 1.0».
Es que después de muertos, ya nadie nos recordará ni amará tanto como la vida.
Por eso, la vida te espera. Te espera con los brazos abiertos, como la llegada del hijo pródigo.
La vida es pura belleza, como el zig zageo de las cometas, como cuando era niño, esperando el tiempo y el favor del viento, para alzar el vuelo.
Y, en esa diversad de colores de cometas, está la unión de esta colmena de abejas, que han formado las «cometas» que aman libres y ponen su rumbo a diario, para que su vuelo sea digno y eterno.
Posdata: «Un cometa, por ejemplo, es la semilla de un mundo;…»
DAVID HUME
*DEDICADO A MIS COMPAÑEROS Y COMPAÑERAS DE FAISEM DE PEÑARROYA PUEBLONUEVO».
