EL DIVÁN 1.0
Me encuentro en una etapa fructífera y halagüeña, donde el sonreírle a la vida forma parte de mí dogma para conseguir al menos lo que es sentir la palabra felicidad. Dejé atrás el llanto a escondidas y la desesperación por horas lúdicas y como sí de un recreo escolar se tratase, me enfrasqué de dosis de empatía y de colorización de amor puro por llegar hacía los corazones más enquistados de no ser felices y vivir en plena libertad como vivo yo.
Nunca me dí por vencido, ní estando en las últimas, mí estoicismo me hace ser duro como una piedra y en encontrar soluciones desde lo más profundo de la bajeza, aquellas bajezas donde solamente los que hemos estado, percibimos cómo se llega a tocar fondo.
Esclavo de un pasado imperativo, de un pasado horrorífico, pero no traumático, porque he aprendido de sus lecciones, que aún estando en las cloacas, hay que sanar nuestro cuerpo y nuestra mente y darle el tiempo y el espacio suficiente para volar.
Volar alto y sin altura de miras, volar como los vencejos, volar para seguir luchando en esta batalla que es la vida y luchar, luchar y luchar por nuestros objetivos y sueños en la vida, que son muchos.
¡TÚ PUEDES CONSEGUIRLO, ¡A QUÉ ESPERAS!
Posdata: «Los sueños son necesarios para la vida» (ANAIS NIN)