Vamos a ver, hay gente que traga con lo que le echen y no se para a pensar lo que está defendiendo
Llevamos casi un año de guerra entre Israel y dos organizaciones fundamentalistas. No es que diga que el Estado de Israel esté en el panteón del respeto a los derechos humanos ni que no sea belicista y expansionista como él solo, que lo es. Los israelíes han estado metidos en un fregado u otro por cuenta propia o como escuderos de Estados Unidos una y otra vez en Oriente Medio y, como sabemos, Estados Unidos siempre lleva “la paz y la democracia allí donde va”. A bombazo limpio, claro.
Pero hay que admitir una cosita: nadie en su sano juicio en esta Europa biempensante y descafeinada querría vivir bajo las normas sociales y morales que auspician Hamas y Hezbollah. Religión como norma jurídica y conductual básica, pero con unos principios propios del Medievo. Toda decisión importante es tomada bajo la justificación de lo divino, no existe el concepto de legislación laica, porque la suya está basada en el Corán y la sunna o, en el caso de Hezbollah, en el Corán y lo que los ayatolás e imanes crean oportuno. Damas y caballeros, es como si aquí tuviéramos una legislación y estructura estatal derivada, basada en el Antiguo Testamento y donde la Iglesia tuviera la última palabra para todo. ¿Alguien de ustedes está dispuesto a vivir bajo semejante régimen? Pues eso es lo que promovían y promueven Hamas y Hezbollah allí donde tienen el poder, inclusive por encima de la Autoridad Nacional Palestina (el gobierno legítimo de Palestina) y el Gobierno de El Líbano.
Les estoy hablando de teocracias, donde el individuo está sometido a la voluntad de Dios y de los clérigos. Si apoyan eso, no apoyan la causa de las libertades individuales y los derechos humanos y, siento tener que decirlo, hay quien confunde la oposición a un Israel belicoso y expansionista con la defensa de Hamas y Hezbollah, confundiendo al mismo tiempo a estas dos organizaciones como legítimas defensoras de la causa palestina y la causa árabe, cosa que no es así se lo mire por donde se lo mire, salvo que no se piense y sólo se proteste.
Miren, yo apoyo a los palestinos laicos, como Fatah y el FNLP, yo apoyo al Gobierno libanés (al menos a la parte que no controlan Hezbollah y similares) y sí, me da mucha lástima la población civil que sufre en sus carnes los fanatismos de los unos y los otros en medio del fuego cruzado, no soy un desalmado. Pero, como a día de hoy, esta supuesta izquierda progre -que ni es izquierda ni es nada que se le parezca- no hace distinción entre lo legítimo de palestinos y libaneses y lo ilegítimo, un servidor se queda en casita y sólo desea que la legitimidad tenga algún día fuerza para plantar cara a los fundamentalistas religiosos y a los expansionistas israelíes, para poder decir consecuentemente y con la conciencia tranquila que apoyo la causa palestina y la libanesa, sin peros.
Por ahora y mientras no cambie la cosa, repudio a los fundamentalistas de todo color, no me importa al dios al que recen y apelo a los “salvadores europeos” a que se piensen dos veces lo que están defendiendo, o lo que es lo mismo: a que piensen.