“Más versado en desdichas que en versos”, se llamaba así propio Cervantes
Me he permitido componer este poema al estilo becqueriano, cortado con el traje de su famosa rima “Volverán las oscuras golondrinas”. El lenguaje de las rimas parece sencillo y común, aunque detrás de ellas, hay un intenso trabajo de depuración, donde en lo más sensible del alma lucha una mezcla de emociones por el pasado perdido, el presente azorado y el futuro velado.
Mis rimas se han formado en mi universo interior, con una fusión de postración, amor y dolor.
Volverá mi morena saharaui
con su risa mi casa a llenar,
y otra vez al tenerla a mi lado
mi vida alegrará.
Pero éstas que también vinieron
joviales, convirtiendo años atrás
mi existencia mustia, en primavera
éstas…¡no volverán!
Y cuando mi Sisa de bordar termine
su tiempo, consumido por la edad,
nunca más por desdicha ha de venir.
Y no la veré más.
Y allá, al arenal de donde vino,
días bellos en sus manos llevará;
y yo con alas rotas miraré
al fondo de la mar.
Humanamente la paz es imposible
si el débil corazón no tiene paz;
y te quedas en la orilla de la vida
como estatua de sal.
Y cuando llegue yo en la fría cita
ante la puerta que todo cerrará,
regresaré mi mente a los recuerdos
irrepetibles ya…
Volverán otra vez nuevos veranos
de cálidos cariños y de paz,
y páginas flamantes nunca usadas
otros escribirán.
Escribirán lo que al largo del camino
el corazón palpitante amará;
y dirán: Si no volvemos a verlos,
¿para qué tanto amar?