Nos recuerda la prensa independiente en este país, que en 2013 la UE recibió el premio Nobel de la Paz por haber conseguido pasar de ser un continente de guerra a un continente de paz. Efectivamente, Europa siempre fue un escenario donde se dirimieron grandes guerras con grandes carnicerías pero desde su creación la UE viene siendo un verdadero espacio de paz (entendida, al menos como ausencia de guerra) y es, por tanto, un ejemplo para el resto de la Humanidad. Con algunas excepciones para decirlo todo como Yugoslavia en los años 90 y el apoyo a las guerras de los EEUU en Oriente. Pero salvo estas dos excepciones, en Europa hemos podido hasta ahora vivir en paz.
Esta quietud, esta paz puede quebrarse gravemente casi de la noche a la mañana si se cumple con lo que la Presidenta europea Von der Layen ha anunciado y es que Europa tiene que dedicar nada menos que 800.000 millones de euros para armar a los 27 países de la UE para defendernos de hipotéticos ataques militares por parte del ruso. Es tal la cantidad de dinero anunciado que estamos a la espera de conocer de dónde lo van a sacar.
Y mientras no se aclare esto y, sobre todo, si vamos a mejorar nuestra unidad y cómo vamos a hacer compatible nuestra defensa con nuestros avances sociales irrenunciables somos libres de pensar que ese dinero nos lo van a sacar sacrificando otros gastos que hasta ahora se consideraban prioritarios computándolo como un gasto presupuestario. Y también podemos pensar que serán los dineros de la Next Generation (esos que nos están permitiendo, por ejemplo, a nosotros los españoles crecer económicamente, bajar el paro etc.) los que se pueden sacrificar en aras de la urgente necesidad de comprar material de guerra….por si acaso.
El momento actual lo justifica todo y el mensaje que escuchamos y que nos repetirán machaconamente en el futuro inmediato es que estamos ante “el más transcendental y peligroso de los tiempos”, según la presidenta y esto, obviamente, da miedo. Hace tres años nos metimos hasta las trancas en apoyo de Ucrania junto con los EEUU de Biden cuando fue invadida por el ruso, pero la guerra no va bien para Ucrania, y lo que es peor, el nuevo presidente de los EEUU, nuestro amigo americano ha cambiado de bando y hasta nos ha dado una colleja en la persona del presidente ucraniano.
Así pues, será normal culpar al ruso de todos los sacrificios que haya que hacer, incluso de recortar gastos sociales para dedicarlos a gastos militares. O resucitar la mili, lo aventuro. Cualquier cosa que nos propongan frente al ruso, colará. Incluido comprarle buena parte de esas armas a Estados Unidos que es que tiene una industria preparada para las guerras.
Así las cosas, oportuno es citar a Rafael Sánchez Ferlosio cuando decía que “la guerra empieza en la fragua” y que las armas “son un instrumento cuyo ejercicio se ha erigido en fin en sí mismo”, de modo que la propia existencia de las armas (y de la industria armamentística, que estos días ya ha empezado a salivar) acaba siendo la primera causa de las guerras.
Soy consciente de que hay motivos serios para aceptar este trágala de realidad pero el hecho de que Europa -el llamado “continente de paz”, de derechos humanos, de derechos sociales y de progreso de los que presumimos-, el hecho de que Europa, repito, también se apunte a la carrera armamentística es un verdadero desastre existencial. Reconozcámoslo al menos: es un fracaso estrepitoso para la PAZ. Pensémoslo.