Corren ciertos rumores que se ha marchado de casa, que sus argumentos ya no sirven de nada, ya no hay sitio para los dos.
La fuga estaba premeditada. La soledad ataca y la mente es ese gatillo donde al apretarlo, el disparo sale limpio y perfora las sienes más fuertes.
Tras la triste velada, la belleza de la noche entra hasta su último trago y el cadáver baila hasta el amanecer.
Los instintos y los sentimientos entra en juego, y cuando la vida agoniza, un mensaje entrelíneas dice que estás a salvo con las espurias y la empuñadura de la espada de bushido con las doctrinas más férreas y austeras.
La escapada estaba prevista y las consignas eran claras y veraces. Las voces a lo lejos y las lecciones todavía por explicar. La oscuridad de lo perverso y los roedores entre la basura, avisan que la marabunda está equivocada.
La euforia y el éxtasis migratorias para crear solomnencia a los censores de etnias y de concordia falsa, puro trámite de un extremo que huele a rancio a lo lejos.
Fugarse de casa, perfecto plan y tenía que decírtelo. Son delirios de grandezas aquellos que no quieren a los que gritan sus goles, comen la fruta y verduras que recolectan y viven en sus pisos y chalets que ellos han edificado.
Mejor quedarse con ellos aunque intenten distorsionar la realidad los que quieren deportar a todas esas personas que buscan la luna llena y un refugio para aliviar sus carencias que de por sí, ya son infrahumana.
Y debemos ser más comprensivos y menos censores y proveer la libertad y los derechos humanos, y aprender de otros países que son unos referentes en hospitalidad, igualdad y de fraternidad.
Arde la calle, y mí plan es delirante.
Mi plan de fuga ha salido a la perfección.
P.d.:»En mi locura he hallado libertad y seguridad; la libertad de la soledad y la seguridad de no ser comprendido» (KAHLIL GIBRAN).
