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DESDE EL JERGÓN

Lo ves todo claro por muy dudoso que resulte otear más allá del horizonte. Luce hialino, atravesado únicamente por el simún de resaca, cautivo de la sospecha y esclavo de la eterna indecisión. Hasta que no se demuestre lo contrario, prevalece la inocencia apenas intuida. Mas en tu cabeza sólo ondea la bandera de la certeza, con su corteza de madera y el hierro de su interior. Los hechos hablan en lugar de las palabras y los techos se hunden en vez de las frases cortadas. No hay bien que por mal no llegue a triunfar, aunque cueste muchos daños y reste muchos años. Nada podrá empañar lo que los ojos ven ni lo que la razón observa. A todos les sorprendió en su momento que nadie hiciera nada por sopesar los pros y contras de algo que al final terminó por estallarles en las manos. Será que las dichosas dudas volvieron a imponerse a la ley del más débil. ¿Dónde quedaron las ganas de llorar, las serpientes enroscadas de la traición o el carnaval de las almas en pena? Pasaron a ser una mera afición transitoria, una purrela sin misión ni remisión entre los múltiples quehaceres de la multitud. Habría que recordarnos de vez en cuando que estos lodos fueron alcanzados por aquellos fangos, para que esos codos sean avisados por los otros rangos de su próximo final. La justicia nunca tuvo dirección lógica.

Ser edecán en la batalla o provocar la masacre fuera del lodazal. Otro símbolo de incompetencia provocado por no saber elegir la compañía adecuada ni el entorno idóneo. Al volver al lecho común, soportando el ruido y el riesgo del trayecto, la corrosión supera a la corrupción y la confirmación se anticipa a la corrección. La frugalidad volverá a darnos la pizca de inteligencia precisa para salir con los pies por detrás y el páncreas de lado por la puerta más cercana. De fuera a dentro. De cerca a lejos. De anterior a posterior. De ulterior a exterior. Desde que el mundo es cloaca y el agua es vino. Cuando nos contaron que deberíamos creernos todo lo que no oímos empezamos a dar por hecho todo lo que no vemos. O lo que es lo mismo, mil y una maneras de desasnar o ciento dos formas de desandar. Según la perspectiva el cristal devuelve o escupe la imagen que le proporcionemos, pero la óptica es traicionera y a veces sólo nos muestra el fondo de la pista que queremos esquivar. El egoísmo frente al altruismo. El apriorismo frente al abismo. No demos nada por sentado, que ya la realidad se encargará de arruinar cualquier buena noticia. Denle la bola al cuadrado y el trapecio al prisma y revoquen la geometría del rayo que todo lo destruye. Sólo así la vindicta quedará relegada a los adrales que preservan el camino hacia la supuesta salvación. Otra mentira que superar, no lo olvidemos.

Hágase la cruz y deshágase la luz. Si al final del camino desembuchamos la barjuleta y miramos el interior de tanto bártulo veremos que lo que queda no es exactamente lo que resta. Al sumar adjuntamos datos innecesarios a una ecuación imposible. De su significado se extraen millones de nombres adjuntos y adjetivos trasuntos de otros adverbios presuntos. Uno de ellos podría derivar en frutos petisecos y arrugas falsas, mientras que otro sería sinónimo de cilanco, porque retiraría su acepción en aras de una mayor incomprensión. La aceptación y la preservación en lucha con la concepción y la previsión. Si se hacen un lío con los conceptos y tantas líneas acolchadas de semántica recurran a lecciones privadas de urbanidad. Aconchen sus propiedades y abollen sus libertades, que seguro que ya están acostumbrados a ello. Saquen del armario sus botargas para la siguiente función, pero recuerden que nunca serán protagonistas. Al lado siempre les quedará la mesa de los buenos deseos, empequeñecida por la frustración de no haberlos conocido jamás. Estrechen manos con los dedos de los pies y ensanchen hombros entre los índices más largos que tengan para lambrucear en el banquete privado. Eleven las preces y reserven las heces.

No hay paz para quienes se encomiendan a los salvajes, ni monje que merezca el hábito. Denle tiempo al mundo para que se regenere y mientras tanto salgan a chozpar y saluden a los reyes y a los astros que se crucen en su camino. Al fin y al cabo, ¿qué otra cosa se puede hacer cuando no se vislumbra escapatoria alguna?

Disco del mes: Le Pain – Dirge technique

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