EL DIVÁN 2.0
Te escribo desde mi más puro desconocimiento a esta tierra lejana del Oriente Asiático.
Como un auténtico guerrero de Terracota te tuvistes en píe. Ni por todo el oro del mundo vendiste tu alma. Tan sincero y pulcro. Tan lejana la noche de los girasoles ciegos donde pudiste contemplar la cara oculta de la luna.
Ansiado y castigado de batallar, no hay peor castigo que la muerte, pero no hay mejor rendección que encontrar el paraíso.
Y en ese estado de ánimo asimétrico que nos encontramos en nuestro día a día, no hay mejor regalo para un guerrero que dar todo su empeño y esfuerzo de disfrutar esta vida con sus dulces y amargas batallas.
No sé encuentra consuelo ante la pérdida de uno de los nuestros, pero desde el lejano Oriente Asiático, desde Xian te escribo esta carta para darte el descanso eterno.
Un descanso donde todo guerrero es merecedor de hallar por todas sus hazañas desarrolladas en el campo de batalla que es la vida.
No es tan sólo un acto de amor la muerte, sino es digno merecimiento que es digno de morir con las botas puestas y sin nada que reprocharle a la vida, porque te has vaciado y lo has dado todo.
D.E.P. MANUEL CASTILLEJO MOHEDANO
P.d.: «Un guerrero no renuncia a lo que ama, sino encuentra el amor en lo que hace» (DAN MILLMAN).
