EL DIVÁN 2.0
En mi maleta del olvido cabe de todo. Recuerdos enlatados en lágrimas de un ayer que ya no volverá.
Es tiempo primaveral, un mes de Junio donde ya mismo vislumbraremos el verano, con esa noche mágica de San Juan.
Metiéndome en la máquina del tiempo me he trasladado a mi adolescencia últimos años de los noventas, a punto de entrar en el nuevo milenio.
Concretamente me he trasladado al año 1998, año de Mundial de fútbol de Francia y mismo año donde el Real Madrid consiguió en Ámsterdam su séptima Copa de Europa tras gol histórico de Pedja Mijatović a la Juventus, tras dejar sentado al central uruguayo Montero.
El año 1998, fue un año que siempre tendré en el recuerdo. Ese año lo vivimos en casa de mí tía Rosario porque nuestra casa familiar estaba en obras.
Un año donde cursaba 1° ESO en el CEIP ELADIO LEÓN, actualmente bilingüe. A pesar de obtener unos buenos resultados académicos, mis pinitos con la Anorexia Nerviosa estaba a flor de piel, pero lo que sí tenía claro que el año 1998 fue uno de los mejores años de mi vida, donde fue feliz junto a mi familia y amigos.
Y como colofón al fin de curso, nos fuimos de excursión a Coín (Málaga) a una granja-escuela y nos lo pasamos pipa.
Entre risas, juegos y diversión trascurrió ese año 1998 y en el verano siguiente nos trasladamos a la nueva casa, donde a días como hoy, hemos visto pasar grandes acontecimientos tanto tristes como felices, pero en el cuál me reconforta en el que hemos aprendido a querernos a pesar de las circunstancias.
No solo hay que aprender a ganar, que a eso nos adaptamos y lo asimilamos rápido, sino que hay que aprender también a perder, que estéticamente no nos gusta, pero que moralmente saldremos ganando.
Por lo visto, dicen los entendidos en la materia sobre las pérdidas, que son más duras y difíciles de salir de las pérdidas emocionales que de las económicas. Y es una verdad como un templo, que se aprende mejor perdiendo que ganando, y si no que se lo digan a los que hemos perdido a algún ser querido, eso es mucho más importante que amasar una gran fortuna, y porque teniendo mucho dinero no te da acceso a valores tan asequibles y tan baratos, como dar amor, ofrecer una amistad y ser una buena persona.
Valores que aunque perdamos, saldremos ganando siempre, siempre que ofrezcamos esas tres cosas que he escrito anteriormente.
Para entender el mundo, hace falta mucho talento y tacto de riqueza de incalculables valores éticos y morales que nos hacen grande demostrando pequeñas dosis de esos valores que hacen engrandecer al ser humano.
Me he vuelto de mi máquina del tiempo al año 2025, que a pesar de tener rima, también me ha marcado para siempre para ser mejor persona, y a pesar de no ser tan buen año a nivel personal, intentaré que lo sea, con tal vez de hacer feliz a los de mi alrededor y a tí con mis artículos de «El Diván», querido y querida lector y lectora.
P.d.: «Puedes cerrar los ojos a la realidad pero no a los recuerdos» (STANISLAW JERZY LEC).
