Los seres humanos somos a veces ávaros y egoístas. Una cierta dosis de buena impresión y con la maestría de las noches de euforia se solemniza nuestra manera de vivir atados a la realidad.
Mostrar debilidades, ser cautos a la hora de hablar de los efectos de los demás. Servir y ser útil para el ritmo vertiginoso que la vida lleva. Las prisas por alcanzar los objetivos. Lástima que de esto último me haya quedado en primero de carrera de qué va esto de la vida.
Algo insólito e inesperado nos deparará en un futuro. Una fiebre hostil en el que tú, juegas un papel imprescindible. En el que suenan todas las personas que han pasado por tu vida. En el que entré todos hacemos posible nuestros sueños. Y en el que por fin, llegados a este punto, me da pena dejar atrás cosas que no hice en el pasado por sentirme más a gusto sin hacerlas.
Por eso hoy en día nada me quiero dejar atrás. Mi mente vuela libre e independiente para decir que todos somos iguales y del mismo modo que nos creó Jesucristo.
Imagen y semejanza de un alma y un cuerpo libre. Rodeados de cartones, mugre, heridas y cicatrices, no voy a subestimar al pobre, al revés, le voy a prestar mis alas para que vuele y llegue a conseguir los derechos que tenemos todos los seres humanos.
En un banquete lleno de comensales ricachones, se coló un mendigo diciendo que él era rico en valores, y ellos pobres de corazón, porque antes de entrar en el restaurante pasaron por la plaza donde mendigaba este pobre, y se rieron de él y apenas le echaron una limosna.
Pero llegó una mujer con acento extranjero y le invitó a comer en ese mismo restaurante donde estaban esos ricachones. Y parece ser que esta mujer le daría trabajo en su país, ya que se dedicaba a contratar personas en una empresa de contratación para la inserción laboral en su país.
Y este mendigo empezaría una nueva vida en otro país y rehízo su vida. Se casó y tuvo hijos y ahora vive una vida acomodada y de lo más placentera.
Nunca subestimes al pobre, hay que ser rico en valores.
P.d.: «Pobres son los que tienen poco. Pobres son los que quieren más y más, infinitamente más, y nunca les alcanza (JOSÉ MÚJICA).
