Cuando voy de Romería
siempre me llevo conmigo
a mi esposa, a mis hijas,
a mi padre y a la madre mía.
Mi madre que me conoce,
que para eso me ha parido,
me plancha bien los pañuelos
por si lloro en el camino.
Mi padre a mí me enseñó
a ser un buen Romero,
a rezar a San Isidro
y ayudar al carretero.
Mi esposa “Pili” que me conoce,
cuando se acerca la hora,
me dice ¿venga esposo mío
que hay que andar mucho camino,
y aún no te has vestido?
De los amigos que vienen
siempre me decía mi viejo,
mientras más amigos tienes
más grande es un Romero.
Mi esposa que me conoce
y tanto me quiere,
me enciende una candela
como lo hacía mi abuela
para cantar en el camino
como ella quiera.
Cuando veníamos de vuelta
mi familia vienen echando la cuenta,
cuánto falta para la próxima Romería.
Mi esposa cuando llegamos a casa
guarda la ropa con todo su amor,
y guarda todos los vestidos
para el año que viene.
Venga esposo mío,
me dice mi Pilar, que nos vamos,
cojo mis ropas, pantalones,
chalecos, mis botos, le pongo la montura
a mi caballo para irnos de Romería.
Otro año más con mucha alegría
pero por desgracia este año no pasará,
quién lo diría.
José Antonio Del Puerto – EMILIO –