Como un perfecto efecto mariposa, las decisiones de las grandes potencias mundiales se propagan a lo largo del planeta, trayendo consigo consecuencias inesperadas, ya se ha dicho que cuando estornuda América el resto se resfría. En este mundo globalizado, donde los impactos sociales son gigantescos, las fake news pueden generar caos. Si, además, la información es veraz, el caos está servido.
Desde la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, los cimientos del orden mundial han comenzado a temblar. Las ocurrencias de un mandatario cuyo estilo de gobierno desconcierta incluso a sus propios asesores ponen a prueba la estabilidad global. Sin embargo, nadie parece tener la respuesta para frenar sus acciones. Este presidente pretende ser juez y parte en el conflicto entre Rusia y Ucrania, pero sus propuestas, lejos de acercarse a la diplomacia, parecen responder a intereses personales y no a un bien común.
Por su parte, la vieja Europa, cansada de décadas de conflictos, se mantiene al margen, pero solo hasta que los vientos provenientes de América sacuden el continente. Entonces, se activa el avispero europeo, aunque no sin recordar que, si bien la Guerra Fría parece un capítulo cerrado, los conflictos que surgieron durante ese periodo no se han extinguido. Recordemos que desde la anexión de Crimea en 2014, Rusia y Ucrania nunca han vivido en paz. Sin embargo, nuevos intereses geopolíticos han hecho del rearme una necesidad.
Recientemente, la Unión Europea ha emitido recomendaciones sobre la creación de kits de supervivencia. Aunque esto podría parecer una medida de precaución, no podemos olvidar que los estadounidenses ya cuentan con estos kits desde hace años. La diferencia radica en que Europa, históricamente reacia a unirse en torno a su defensa, ahora está tomando conciencia de la necesidad de prepararse para un conflicto. ¿Será que ahora, finalmente, estamos ante una guerra global? ¿Es momento de alarmarnos o de ser cautelosos? Lo cierto es que, en la distancia, ya se escuchan los tambores de guerra.
