Hoy queremos rendir homenaje a una persona cuyo trabajo ha marcado la diferencia en el mundo de la relojería y, por supuesto, en nuestras vidas. Toda una vida dedicada a la precisión, la dedicación y la pasión por el arte de medir el tiempo.
Nicolás Barrena Sereno, tu carrera comenzó hace muchos años, cuando decidiste adentrarte en el fascinante mundo de la relojería. Desde ese primer momento, te entregaste con todo tu ser al perfeccionamiento de un oficio que, más que una profesión, se ha convertido en una verdadera pasión. Lo has hecho con tal destreza que, para muchos de nosotros, no solo eres un relojero, sino un maestro en el arte de hacer que el tiempo funcione.
Durante todos estos años, has sido testigo de innumerables avances tecnológicos, pero también de la importancia de preservar el valor de lo artesanal, de lo hecho con paciencia y meticulosidad. Tu habilidad para reparar, restaurar y crear relojes ha sido algo más que técnica. Tu trabajo ha sido una forma de arte que no solo refleja tu habilidad, sino también tu amor por la perfección.
A sus casi 85 años de edad, Nicolás ha trepado varios días a la semana a la cubierta de la casa consistorial para activar un monumental reloj mecánico. Y no solo es el talento lo que hace que tu legado sea tan valioso. Es tu dedicación, tu ética de trabajo y tu compromiso con la calidad lo que ha dejado una huella imborrable en todos nosotros. Has sido un ejemplo para las nuevas generaciones de relojeros y, al mismo tiempo, un pilar fundamental para todos los que hemos tenido el honor de trabajar a tu lado.
Hoy, al mirar atrás, podemos recordar incontables momentos en los que tu sabiduría y tu experiencia nos han guiado. Y aunque nos da tristeza verte retirarte, también sabemos que el legado que dejas será eterno. Cada mecanismo que has puesto a funcionar, cada consejo sabio que has compartido, seguirá vivo en nuestra memoria.
Queremos agradecerte de todo corazón. Gracias por tu dedicación, por tu paciencia, por ser un ejemplo de compromiso con la excelencia y por enseñarnos cómo valorar el tiempo. Estamos seguros de que, aunque las dificultades de tu edad no te permitan subir esas escaleras, tu influencia seguirá marcando el ritmo de nuestras vidas, como un reloj que nunca deja de funcionar.
Gracias infinitas por tu tiempo.
