POESÍA
Cuando tengo una pena
alzo los ojos al cielo,
y mi pena pensando en mi Pili
se serena.
Me pasé un año pensando
si ir a la fiesta del Cristo,
Salir con toda mi familia,
pero faltándonos tú, Pili,
cómo bailo yo contigo.
Sabiendo que te has ido,
eres la que me empujabas
para ir a tan bonito sitio
como la Plaza del Cristo.
Pobre de mí,
No quiero ni pensar
por un momento que
no te tenga delante
y no mirarte como siempre,
mi consuelo es recordarte.
Con esos ojos cómo podía yo olvidarte,
cómo podía yo sentir
que al llegar estas fiestas
tan entrañables,
no estuvieras junto a mí.
Las medallas de nuestro Cristo
Las llevamos siempre
colgadas de nuestro cuello,
nos las pusimos de niños
y aún las llevamos consigo,
con nuestro amor eterno.
Pobre de nosotros,
qué será de aquellas noches
que le rezábamos al Cristo
y bailábamos entre plegarias y rezos,
más de un suspiro dábamos con cariño.
Mirando al cielo te rezo, Pili,
mientras suenan las campanas
nos llaman a los dos peor ya
juntos los dos no podemos,
ir por desgracia.
Más pobre de mí, tú y yo Pili,
mientras vivimos juntos
sin separarnos jamás.
Tú ayudándome en todo,
nuestro camino con esa alegría
que a los dos nos unía.
Ya no podemos cantar ni bailar,
que con tanto amor lo hacíamos,
esperemos que en el otro mundo
un trocito que Dios nos tenga reservado.
Que podamos hacer lo mismo
y con el mismo amor que nos seguimos teniendo,
sé que hasta mi final me seguirás
esperando y queriendo.
José Antonio Del Puerto — EMILIO —
María del Pilar Carrizosa — PILI —