EL DIVÁN 1.0
Volvemos a caer en la penuria cada vez que se acercan estas fechas tan señaladas como son las navidades. Como los billetes de quinientos, ya no se ven esas cestas que las empresas daban a sus empleados, la mayoría de esas cestas de Navidad que daban esas empresas han pasado a mejor vida. Como si de un cuento de Navidad se tratasé hoy me he vuelto vegano, y daré la pata de jamón, los embutidos y el foie que viene en mi cesta para dárselas al vecino del bajo de mi comunidad para que se lo jalen estas navidades, ya que como soy vegano, tras leerme el libro de la reciente premio Nobel de literatura, la coreana Han Kang, titulada «La Vegetariana», he decidido pasar hambre estas navidades, antes de comer alimentos de origen animal, y de paso empezar antes de que acabe el año, con los buenos propósitos, como uno de ellos, que es el de adelgazar, porque el de aprender a hablar inglés, a día de hoy es inviable. Conozco a ricos que son pobres de valores, y a pobres ricos de corazón.
Para tapar nuestras vergüenzas vivimos instalados en la antítesis del buenísmo. Padezco de malos hábitos como es el sedentarismo y el tabaquismo, pero parece ser como el tabaco sigue subiendo de precio, me pasaré a fumar cigarrillos de chocolate, aunque eso engorde, pero siempre nos quedará para los nostálgicos los cigarrillos de broma. Y aunque parezca mentira los datos están, ahí tiramos y tiramos toneladas y toneladas de comida a la basura, sin preguntar, yo el primero, sí tenemos a alguien necesitado a nuestro alrededor. Sigo insistiendo de que todavía sigue insistiendo las distinciones de las clases sociales, la alta burguesía contra los más marginados, y entre ese acomodamiento de hunos, contra la desestabilidad de los otros, seguiré soñando en un blanco naif, para verlo todo de color de rosa, aunque la verdad duela, y las colas del hambre y las caceroladas asolan los países más empobrecidos, y el nuestro tampoco se queda atrás. Tenemos margen de mejora, y entre sonrisas y lágrimas, tenemos que quedarnos con lo segundo, siendo como mandan todos los cánones un fracaso absoluto, como el abandono escolar tan pronto que sufren nuestros jóvenes. Saldremos adelante, con o sin la ayuda de los ricos, que van a lo suyo, mientras los pobres, estarán y estaremos batiéndonos el cobre para levantar al país, y a la postre llegar a fin de mes, aunque a veces no cuadren las cuentas, y las tijeras, como el cinturón, no se pueda recortar más ni tampoco apretar.
Sinceramente, siempre ganan los mismos, generando un aluvión de ganancias para repartir a la clase trabajadora las migajas, por eso yo estas navidades apuesto por tí amigo, aunque estés en la miseria, me hago las veces que haga falta vegetariano, para que comas y cojas proteínas, que falta te hace tras llevar toda la vida entre cartones, aunque ya sabes, la calle nunca será de nadie, es de todos, y tratar al pobre con respeto es una obligación, porque todos los cuentos de Navidad, el pobre también tiene derecho a tener unas navidades digna y en familia, como tú y como yo.
Posdata: «En este nuevo siglo, millones de personas en los países más pobres siguen encarcelados y esclavizados. Están atrapados en la prisión de la pobreza, ¡Es momento de ponerlos en Libertad! (NELSON MANDELA).