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MAÑANA ES PARA HOY

Corría la cerveza por las escaleras, se perdían los dineros por los acerados de la calle de la fama, la droga más lasciva era la euforia, la cobardía no existía, el triángulo amoroso era la codicia, la lujuria y la envidia. El reloj marcaba la detonante hora de las tres y media, más de medio siglo de retraso, no fue por causa del veneno que llevo dentro, son más las ganas de coger todo y tirarlo por la borda, menos más que nos queda León y Quiroga para comprender mejor a la humanidad. El Cáucaso se inundó antes de ayer noche por problemas burocráticos y Medina Sidonia arde en llamas por querer ser más que Archidona. Crepúsculo se peleó por el día con Alibaba, dejando a los cuarenta ladrones merodeando la casa de Judas Tadeo por un puñado de dólares. Tolstoi bajó a las tinieblas por deberle a Dostoievski una partida de ajedrez, las masas acudían a ver el combate del siglo entre Orestes y Davos sin permiso de Hypatia, Alejandría estaba en juego, como las torpezas cometidas una y otra vez por los seres humanos, no aprendemos del león, sacamos tajada de todo, menos del mal ajeno, tenemos las puertas cerradas de todos los sitios, hasta Pablo Picasso ha sido exiliado al desierto con Jesucristo pasando la cuarentena con Lucifer.

Bebimos demasiado que hasta la resaca todavía nos dura, con más de seis millones de vidas a la intemperie acudimos siempre tarde al rescate, nos pasa como a Calígula que poco duró su reinado en el Imperio Romano, ahora nos queda bailar un chotis en Cataluña y una sardana en la Plaza Mayor. Siempre nos quedará París, como nos quedará Espinete para los más longevos. Una cadena de sucesos nos llevará hacía la decadencia de una parte de la población que quiere que alguien los represente, obsoleto de unas reglas del juego que no son las mismas en igualdad de condiciones, empezando por los artículos 35 y 47 de la Constitución Española. Las calles quedarán al olvido si nadie no empieza a escuchar a los más cuerdos de este país de locos, España está muy necesitada de recursos de primera necesidad, es una población muy domesticada al pan y al circo, pero los malabares ya se fueron en el siglo XIX, en el XX llegaron lo de la bis cómica y en el XXI se han instalado los yayos flautas, la porca miseria se debe a que los desahucios son por culpa del ébola llamado Lehman Brothers, la caída más bursátil que ha habido es la de cualquier casa española de clase baja acuciada por el hambre y por el frío, quedando cadáveres por el camino, ese es el camino que cogió Atenea, hasta Hermafrodita cogió el mismo ejemplo y se quedó en el chasis. Los pájaros sobrevuelan las cabezas de los hombres semidesnudos pidiendo en la plaza del pueblo, Debussy hizo un concierto en solidaridad por ellos y Agatha Christie escribió una novela negra.

Los roedores se hacían dueños de las casas y de la ley de Lindes, como propósito de enmienda, Juana de Arcos se disfrazó de hombre por despecho a un antiguo amor de infancia y se acabó acostando con la más bella de todas las patrias. Sólo nos queda sintonizar el televisor y ver que funciona más que la uno de televisión española en blanco y negro, como la vida en rosa, no nos hundirá más que lo que estamos hundidos, alguien vendrá y nos hará más fuerte, pero no más noble, así le fue al bueno del Cid, pero acabaremos como acabó el religioso del genovés Cristóbal Colón, conociendo un nuevo mundo, aquel donde los Inhumanos daban su último concierto y donde Rosendo Mercado ponía los puntos sobre las íes latinas y también griegas, donde nace el río Volga y muere el desertor, todos velan armas hasta el juicio final, menos mal que caen todas las naciones también porque si no así nos iría sin ellos, como a Granada sin su Alhambra y a Melilla sin su alambrada, como cuando nos gobernaban los Reyes Visigodos, hartos se fueron de pinchos morunos y se quedaron los del golfo pérsico, el ancho por el estrecho y la Reina por el alfil y el caballo.

Cuando volvamos a remontar el vuelo como el Ave Fénix, volveremos a ser como antes cuando corrían las cervezas y el alcohol por las venas, ahora solo nos queda las anfetaminas y la vitamina V, el de la “Hacía la Victoria”. Por siempre Che.

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