Dada por hecha el titular de este nuevo artículo para “El Diván 1.0”, me complace poder compartir con vosotros este artículo para los fieles lectoras y lectoras de mí sección, creada hace año y medio y que va camino del segundo, donde espero haya un proyecto en formato libro, que recopile todos los artículos escritos cuando cumpla los dos años, sacando un libro para que recuerden todos los artículos escritos hasta el momento, en el cual se añadirían, dos o tres artículos inéditos. El artículo, que voy a escribir ahora mismo, aunque suene muy repetitivo ya, pero pienso que, a alguien, les puede ayudar, va encauzada sobre una experiencia personal vívida en el año 2013, para ser más exacto diría en el año 2010, cuando me dejaron desempleado en una empresa de mi pueblo, me dejaron parado y a partir de ahí empezó una especie como caída al precipicio. Si ahora mismo volviera hacia atrás y volviera al 2010 lo hubiera afrontado de otra manera distinta al modo que lo afronté.
Voy a los hechos: Primero me desplacé a un lado de mi familia y amigos, me encerré en mi casa y solo salía fuera de casa a hacer deporte o hacer mi compra personal de comida a los supermercados. La ansiedad y la depresión vencieron en ese momento. Segundo fue tal destreza que destrocé una relación con mi familia, que a día de hoy me he dado cuenta y la volví a retomar hasta tal punto que en el año de la pandemia, en el año 2020, con esto del confinamiento me di cuenta que podemos romper relaciones de amistad, sentimental o de otro tipo, pero lo que nos queda es ese lazo de unión, ese nexo de conexión que va más allá de la vida que es nuestra familia y que yo me siento muy orgulloso de la familia que tengo y que jamás pensé que no me lo perdonarían nunca, pero pesé a mi enfermedad mental y desde aquel fatídico ingreso hospitalario en el módulo de psiquiatría del Hospital Provincial de Córdoba del Reina Sofía, no me importa si tengo trabajo o no, si puedo tener un euro más o menos, lo que me interesa es vivir la vida tal y como es, bella, tanto en su contenido como en su continente.
Tercero renuncié en aquella época de tantas cosas buenas que tiene la vida, que no le di importancia a un abrazo, a un beso, a una caricia, a decir un te quiero a mis padres, a compartir con ellos como compartir ahora un desayuno, un almuerzo, una merienda o una cena, es un lujo eso de compartir tantos momentos intangibles que no nos damos cuenta de lo privilegiados que somos de vivir algo tan bonito como compartir emociones con nuestros seres queridos que yo en aquella mala racha me olvidé de vivir. Cuarto me obsesione tanto de mi imagen que no me daba cuenta que cada uno es como es y si hay algo que no debemos cambiar es de ser de la forma que somos, que debemos de gustar a la sociedad o alguien tal y como somos, de forma neutra y transparente, ser fiel a nuestro estilo y hábitos de vida y cada uno somos de una forma diferente y por eso nos hace ser tan especial.
Y cinco siempre buscaba culpable a mi frustración y a mis miedos y el único enemigo que tenía era y yo y que, si tenía que buscar a algún culpable no tenía que irme muy lejos, lo tenía muy cerca y tenía muchas neuronas por renovar y esas neuronas estaban en mi cerebro dispuesta a resetearse y a renovarse. Me tenía que hacer un lavado de cerebro y desechar las cosas negativas y solo quedarme con las cosas positivas y empezar de cero y eso hice a partir del alta hospitalaria en Septiembre del 2013 hasta a día de hoy, que por suerte no he tenido ninguna recaída, esa labor sin duda me la he trabajado a base de luchar contra mis miedos y tener una serie de valores como dar prioridad a la familia y a los amigos y lo último seria yo y que buscase la felicidad en mi interior y no enfundarme en una persona impostora con tintes delirantes de una persona que no soy, ser yo mismo y no cambiar nunca, ni en lo físico ni en lo psíquico y eso en gran medida es a la labor que hemos hecho mi familia y yo y en especial este artículo, van dedicados en especial a mí familia, amigos y a la unidad de gerencia clínica de salud mental de Peñarroya-Pueblonuevo.
Esta artículo, por supuesto, también van dirigidas a todos los enfermos mentales y que sepan que no están solos, que no se olviden de vivir y aquí va la letra dedicada a todos ellos de la canción de Julio Iglesias que como da píe al título de este artículo, de “El Diván 1.0”, cuyo enunciado se titula: “ME OLVIDÉ DE VIVIR”. DE TANTO CORRER POR LA VIDA SIN FRENO ME OLVIDÉ QUE LA VIDA SE VIVE UN MOMENTO. DE TANTO QUERER SER EN TODO EL PRIMERO ME OLVIDÉ DE VIVIR LOS DETALLES PEQUEÑOS. DE TANTO JUGAR CON LOS SENTIMIENTOS VIVIENDO DE APLAUSOS ENVUELTOS EN SUEÑOS. DE TANTO GRITAR MIS CANCIONES AL VIENTO YA NO SOY COMO AYER, YA NO SE LO QUE SIENTO. ME OLVIDÉ DE VIVIR, ME OLVIDÉ DE VIVIR, ME OLVIDÉ DE VIVIR, ME OLVIDÉ DE VIVIR. DE TANTO CANTARLE AL AMOR Y A LA VIDA ME QUEDE SIN AMOR UNA NOCHE DE UN DÍA. DE TANTO JUGAR CON QUIEN YO MÁS QUERÍA PERDÍ SIN QUERER LO MEJOR QUE TENÍA. DE TANTO OCULTAR LA VERDAD CON MENTIRAS ME ENGAÑÉ SIN SABER QUE ERA YO QUIEN PERDÍA. DE TANTO ESPERAR, YO QUE NUNCA OFRECÍA HOY ME TOCA LLORAR, YO QUE SIEMPRE REÍA. ME OLVIDÉ DE VIVIR, ME OLVIDÉ DE VIVIR, ME OLVIDÉ DE VIVIR, ME OLVIDÉ DE VIVIR. DE TANTO CORRER POR GANAR TIEMPO AL TIEMPO QUERIENDO ROBARLE A MIS NOCHES EL SUEÑO. DE TANTOS FRACASOS, DE TANTOS INTENTOS POR QUERER DESCUBRIR CADA DÍA ALGO NUEVO. DE TANTO JUGAR CON LOS SENTIMIENTOS VIVIENDO DE APLAUSOS ENVUELTOS EN SUEÑOS. DE TANTO GRITAR MIS CANCIONES AL VIENTO YA NO SOY COMO AYER, YA NO SE LO QUE SIENTO. ME OLVIDÉ DE VIVIR, ME OLVIDÉ DE VIVIR, ME OLVIDÉ DE VIVIR, ME OLVIDÉ DE VIVIR.
Posdata: “La felicidad no es algo que pospones para el futuro, es algo que diseñas para el presente” (JIM ROHN).
