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Cultura
Hoy es Martes, 19 de Marzo de 2024
POR J.J.CABALLERO
DESDE DEL JERGÓN
Publicado el 16 de Abril de 2018, Lunes

Lourdes Paredes Cuellas

Cultura -

Es de creer que los actos encaminados a la insidia rara vez quedan sin compensación, sin precio pagado al portador. Duro es enfilar el camino atorado de túneles y darse cuenta de que solo en parte es así. No todos los cerdos se alimentan del mismo fruto, ni todos los frutos se caen de los mismos árboles. Todo depende del color del aire elegido para orear las estancial del alma en letargo. Seres hematófagos que una vez hirieron nuestra sangre entregándola insustancialmente al próximo prójimo al azar vuelven ahora al redil del recuerdo rellenando el henil donde pacen las reses más mansas, tanto como nosotros al escuchar las voces de mañana. Esas que anuncian que juicios sin finales felices nos acechan en el sótano. Fuimos, somos y seremos. Pereceremos antes de reconocer nuestra propia inmundicia.

De agradecidos es ser mal nacidos. Rodamos, luego rodaremos. Acabamos, luego caminamos. Empezamos, luego paramos. Para ser sinceros, sin ceros no habrá nuevos infinitos. Finitos y posibles, lejos de la nada más absoluta y un poco más cerca del todo como entidad incierta, sonamos a muerto y olemos a desierto. Es cierto que desertamos a medias, para no dejar clara cuál es la posición que ocupamos ni la deposición que ostentamos. Se debe llamar a las puertas adecuadas para que te abran las ventanas de nuevas y estimulantes posibilidades. Pues sí, hoy tampoco nos van a juzgar, mañana ya veremos. Seremos y estaremos. Comeremos y beberemos. Coseremos y besaremos. Coceremos y venceremos. Como quien no quiere saber nada de lo que hay que ignorar.

Vale por dos por uno por cuatro por la puerta de atrás. Pasen cariacontecidos al teatro de la confusión. La batalla más cruenta por la cuenta que nos trae va a tener lugar y aún no sabemos que no estamos invitados al espectáculo. Mira que son tardíos los pájaros del atardecer. En su crueldad, despliegan las alas con hipertrofia, lúcidos al desgaire de los deseos, y enmudecen los picos cuando las grises garzas atentan con sus miembros contra las leyes de la gravedad. Grave es que se grabe lo que se ha desgravar, y que a la grava del camino se le inserte el garbo de los recovecos que aún están por llegar, con la tenacidad de quien sabe que nunca volverá por donde solía ir, pues nadie va cuando debe volver, o al menos eso nos enseñaron. Cuando ellos miran nosotros respondemos, cuando tú hablas se hacen los sordos.

Ninguna fantasmagoría está bien fundamentada, por lo que somos responsables de nuestras propias ilusiones. Ilusos de los que intentan ver más allá del aquí y ahora. Nada más que ganapanes de postal, para que los turistas se den una vuelta ante nuestros y paseen el libro de cuentos, nuestra dulce ignorancia sobre la repisa de la cocina. Saquemos al desnudo y busquémosle el vestido adecuado. Saqueemos al descuidado y sopesémosle el vendido apostado. Sorteemos al desmañado y consigámosle el vertido acordado. Los lebreles aúllan a la caída de la noche, sin carlancas que ahuyenten a sus enemigos. Tal vez deberíamos ser como ellos en la aprehensión de nuevas ideas que son antiguas antes de salir de las bocas ya conocidas. No debimos deber de debatir con los debes y deberes de siempre.

El final de la canción que suena en la radio incorpora un calíope soplado con denuedo y extrema dedicación. No se sabe lo que puede indicar, ni si ese viento puede traernos aromas nuevos y recién nacidos, ni tampoco si debemos alarmarnos o seguir aletargados hasta que otras bocinas nos despierten. Solo son seres deleznables hasta que caen sometidos por la extenuación, derrengados por su propia condición, arrastrados por corrientes que ellos mismos decidieron seguir cuando todos los remos los impulsaban en la misma dirección. La disidencia y la inconsciencia de saberse al margen, la diferencia y la inconsistencia de comerse el mundo. A eso me vengo a referir, nada más y nada menos. El pueblo ha hablado, yo solo soy el emisario que quisiera ser comisario. El plebiscito ha dictaminado que la decisión no existe.

Hasta cuándo. Hasta dónde. Hasta cuánto. Hasta quién. Hasta cómo. Hasta qué. Hasta por qué. Cuestionando y sugestionando para que el cohesionado y el sugerido hagan lo que tuvieron que hacer mucho antes. Hasta el asta todo es toro. Hasta el rabo todo es robo. Hasta que nadie se convierta en algo. Hasta que nada revierta en alguien. Hasta que ustedes quieran. Hasta ahora mismo. 


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