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Opinión
Hoy es Jueves, 28 de Marzo de 2024
POR FÉLIX SUÁREZ
VICIOS Y VIRTUDES
Publicado el 15 de Noviembre de 2016, Martes

Lourdes Paredes Cuellas

Opinión -

Siguiendo en la línea de "desmontando los mitos de la izquierda" de mi artículo del mes pasado (y haciendo una de las cosas buenas que tiene el profesar cierta ideología que es la autocrítica) vamos a seguir poniendo un poco en solfa algunos mitos.

Uno de ellos es que parece ser que el proletariado, la clase trabajadora, tiene todas las virtudes y la burguesía (los del riñón forrado) todos los vicios. Pues no. Al margen del nivel de rentas, de la posesión o no de los medios de producción y del requeterrepetido género, hay pocas diferencias en cuanto a las clases sociales. 

Veamos, siempre se nos ha pintado a los ricos como gente avarienta de poder y dinero que hacen con su prójimo lo que les da la gana en beneficio propio o de sus colegas.  En parte es así, pero por otra parte he de reconocer que ese mismo tipo de actitudes las he visto entre personas que no pertenecen a la burguesía, los de arriba o como narices se los quiera llamar. Me he hartado de ver entre la gente corriente como unos y otras se pisan la cabeza por ver quien manda (ansia de poder), sacarse los ojos por una magra herencia (avaricia) y repetir hasta la saciedad los manidos y tirando a desfasados estereotipos de género (que si tíos que van de machotes por la vida y tías que van de madrazas por el mundo), por no hablar de intentar hacer con los semejantes lo que nos venga en gana en beneficio propio (por ejemplo colarse en la cola del súper por la cara o si no la lío). Cierto y verdad que la escala a la que se dan estos fenómenos varía en función del bolsillo, pero me temo que los seres humanos, contamos con una serie de actitudes que parece que nos son comunes y nada beneficiosas, dicho sea de paso.

Así y todo desde la izquierda siempre se ha insistido en la aparente maldad, como si fuera innata, de los que controlan el cotarro. Por lo menos es así a nivel de andar por casa, si bien los teóricos siempre han insistido en lo contrario, es decir, que si la gente pudiente es así, es porque así los han educado. 

Como pueden ver he tirado por el camino de en medio: hay cabrones e hijasdesumadre en todos los estratos sociales, lo que varía es la escala y el daño.

Por tanto, considero algo más que ridículo cargar a una clase social o a un género de todo lo malo y absolver al resto poniéndolos en los altares, es que ni a efectos de propaganda, porque al final la misma pierde su eficacia. Pero aún así se hace, cada clase social lo hace para sí misma y, hablando castizamente, lo flipo en colores, si bien es verdad que psicológicamente parece más o menos demostrado que suele confortar más sentirse víctima -mientras que más o menos te dejen vivir- que verdugo, lo que creo que tiene algo que ver con el hecho de que en España, con la que nos está cayendo desde hace años, la cosa no haya explotado. 

"¡Ay probecito de mi que no llego a fin de mes! ¡Ay probrecita de mi que tengo un contrato de mierda!" Y a base de lamentos nos confortamos -sobre todo cuando los compartimos en compañía-  mientras económica y socialmente nos la dejamos meter floja, eso sí, como tengamos la oportunidad de pisarle el cuello al compañero/a de trabajo para ganar un poquito más -incluso sin que nos importe que lo tengan que echar a la calle para ello- lo hacemos y santas pascuas, el pobre el verdugo del pobre. Lo mismo que el dueño de la empresa se lamenta de que el negocio no tira bien, pero al mismo tiempo hace todo lo que puede para que la competencia tenga que echar el cierre. Como nos parecemos los unos a los otros ¿eh? Y de esas y como esas.

Otro mito que estoy acostumbrado a escuchar es el de "los ricos son unos viciosos, se meten de todo y se van de putas". Me meo de risa. El negocio de la droga y el de la prostitución se vendrían abajo si sólo las personas de rentas elevadas usaran de ellos. Más mitos "la corrupción es cosa de los poderosos". Falso. En cuanto alguien se coloca en la administración y tiene posibilidad de ello, enchufa la sus compañeros de partido, a su familia y a todo aquel o aquella del que pueda sacar a cambio un favor de vuelta o ciega lealtad. Y para muestra un botón. Tanto mi padre como yo hemos militado y ocupado cierta pequeña responsabilidad en una formación de izquierdas. En virtud de ello mi madre quiso que mi padre la enchufase en una empresa municipal. A mi no me lo pidió la cónyuge, si no la madre de la misma porque mi cuñada estaba en paro. No sólo eso, un compañero de formación me pidió lo mismo para su señora. La excusa de todos y todas ellas "como todo el mundo lo hace…". Pues ni mi padre ni yo lo hicimos por dos motivos: porque se nos hubiera caído la cara de vergüenza y por no meternos en esa cadena de pedir favores que tanto corrompe, porque los favores se devuelven y con eso al final se pierda la libertad de acción propia. Otros y otras, me consta que lo han hecho, tanto para ellos y ellas como para sus allegados y compañeros. Corruptelas a pequeña escala, pero corruptelas al fin y al cabo.

Para finalizar, citar a uno de aquellos que sigue teniendo vergüenza, a Julio Anguita: "España es un país de ladrones" y de drogatas, caraduras, déspotas, incívicos/as y mil millones de cosas más sin importar en qué clase social se haya nacido y lo que cuelgue o no cuelgue entre las piernas. 

Y como ya he dicho otras veces: si miento, que me parta un rayo.

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