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Hoy es Viernes, 29 de Marzo de 2024
Ironía, un refugio
Publicado el 17 de Mayo de 2023, Miércoles

Félix Suarez

Opinión -

Ironía, humor negro… Como se le quiera llamar. El caso es que cuando la situación plantea incertidumbres, dudas, miedo incluso, recurrir a la ironía no es como se dice “el refugio de los cobardes”. No tiene nada de cobarde reír o reírse de las situaciones duras o inciertas de la vida, más bien al contrario. Se demuestra plena consciencia de las mismas y la creatividad suficiente como, para en vez de simplemente quejarse, hacer humor con ello. Es una manera de afrontar la situación propia de adultos, con la madurez y el ingenio suficientes como para hacerlo.

¿Cómo que de adultos con ingenio? Sí, de adultos con ingenio: las mentes inmaduras, las de niños, los más jóvenes o los adultos pocos lúcidos o poco maduros se conforman con la queja. La queja la pueden hacer los imberbes, los críos se quejan con suma sencillez, es la primera muestra de desacuerdo que el ser humano aprende. Pero hacer un chiste, un chascarrillo o una broma de una situación dura, desagradable incluso, eso no lo hace todo el mundo y es tan “cobarde” como la queja.

Me explico. Es habitual quejarse de algo y no hacer nada, en ocasiones se puede pasar a la acción, pero me temo que no es frecuente, no en estos tiempos, donde de queja no se pasa a protesta. Pero el humor irónico, satírico, ácido, negro, aparte de requerir ciertas destrezas que no todos poseen, puede quedarse en queja o puede ser también una forma de protesta. Si hay algo que los regímenes dictatoriales no soportan es la sátira, la ironía, la crítica humorística de sus desmanes y desatinos, de hecho, lo primero que hacen es controlar a los medios para que no se haga humor, con lo que la población no tiene más remedio que hacerlo por lo bajini.

No tenemos que irnos muy lejos en el tiempo o en la distancia. En España, durante la dictadura, por lo bajo, se hacían chistes del dictador. Pero esas habilidades se van perdiendo en nuestra democrática patria. ¿Se hacen chistes de la inflación, de la guerra, del sistema político? No, ahora se hacen memes, que pierden el encanto de que te lo cuenten. Parece que ahora no se pudiera bromear de nada importante, parece que la broma, el chiste irónico, fueran pecado social, en una sociedad donde está cada vez más mal visto reír.

De hecho, en vez de desahogarnos con una risotada, nos recomiendan el mindfullnes, el estoicismo o ir al médico a que nos receten ansiolíticos. Para colmo, las redes sociales ya no son sinónimo de libertad de expresión, sino de red inquisitorial, por las propias normas de los propietarios o de la hipócrita moralina y de la piel fina que nos gastamos en estos tiempos, en el que hacer una broma de lo más mínimo siempre ofende a alguien que desahoga sus frustraciones con el que la publica, desatándose a continuación el acoso.

El conocimiento no da la felicidad, vaya que no, pero antes te podías reír abiertamente de algo que encontraras irracional, corrupto, angustiante o disruptivo. Ahora, abre la boca, pero para tomar diazepam.

Noticia redactada por :

Félix Suarez

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